El Campeonato Británico de Turismos BTCC es una serie de carreras que se celebra todos los años en el Reino Unido y que ha gozado de una gran popularidad desde sus inicios entre los aficionados al automovilismo de las islas y además se ha podido disfrutar de la participación de pilotos tan ilustres como Jim Clark, John Fitzpatrick, Frank Gardner, Andy Rouse, Robb Gravett o Gabriele Tarquini y coches tan emblemáticos como el Austin 105, Ford Mustang, Triumph Dolomite Sprint o Ford Sierra RS500. Solamente la llegada del WTCC ha hecho perder popularidad al BTCC pero desde 1958 hasta 2006 ha sido un campeonato de referencia en el Reino Unido.
Un poco de historia
El BTCC comenzó a celebrarse en 1958 bajo la denominación British Touring Car Championship con la idea de ser un escaparate para que diversos fabricantes demostraran el potencial de sus coches de calle (saloon cars) debidamente preparados frente a la competencia. La llegada del grupo A, a finales de los 80, profesionalizó el campeonato. El aterrizaje de los BMW E30 y los Ford Sierra RS500 que únicamente guardaban un parecido estético con sus hermanos de calle hizo que se perdiera un espíritu del campeonato. La consecuencia fue que en 1990 la RAC (Royale Automobile Club) mantuviera solamente el Grupo A para los Ford Sierra y limitara el resto de categorías a la llamada “Fórmula 2 litros” que poco después se rebautizó como “Clase 2 FIA”, donde los demás coches tuvieron que adaptarse a la nueva normativa.
Hasta ese momento las categorías se dividían en función de la cilindrada en: Grupo A, donde los Ford Sierra RS500 fueron el enemigo a batir, Grupo B, donde los BMW E30 y los Opel Vectra GSI eran los dominadores, Grupo C, Toyotas Corolla y Grupo D reservado para los VolksWagen Golf. Hasta la fecha, cada prueba constaba de una sola carrera y a partir de 1990 su desarrollo se modificó dividiendo la carrera en dos, una de velocidad (Sprint Race) y otra de larga duración (Feature Race).
En 1994 aterriza en el BTCC el nuevo Alfa Romeo 155 “Silverstone”, coche creado para la competición que no gusta a otros participantes y después de muchos dimes y diretes consigue que el RAC modifique el reglamento, permitiendo para la temporada siguiente que los coches monten apéndices aerodinámicos, suspensiones de competición y ruedas específicas para circuito, volviéndose a alejar del espíritu original de la carrera. Decisión que provoca aún más la profesionalización del campeonato. En el año 2000 el gasto que supone para los fabricantes inscribir sus coches produce que el campeonato se quede sin participantes, obligando al RAC a volver a modificar las reglas y crear un nuevo reglamento denominado BTC que permite la inclusión de dichos apéndices aerodinámicos en los coches bajo la premisa de que sean iguales para todos. Solo 9 coches se adaptaron a la nueva normativa, por lo que, para las carreras, se decidió juntarlos con la categoría inferior, la de producción. El beneficio para el espectador fue que hubo gran variedad de coches en las carreras, aunque al principio con grandes diferencias entre ellos, a la espera de que los otros fabricantes pudieran terminar sus nuevos vehículos bajo el BTC
A finales de la década de los 2000, el formato de la competición vuelve a modificarse, ahora se corren 3 carreras al sprint en vez de las dos anteriores. Emergen nuevas categorías como la Super 2000 FIA o más recientemente la NGTC (Next Generation Touring Cars).
Robb Gravett
El piloto de nuestro protagonista, el Ford Sierra RS500, nacido en 1956 comenzó su carrera a los 12 años compitiendo sobre las dos ruedas y con 15 fue campeón británico de Motocross, pero las 4 ruedas le llamaban más y a los 20 años cambió de especialidad. Su primera carrera en coches data de 1978, pero Robb no era feliz conduciendo únicamente. En 1989, dos años después de su llegada al BTCC como piloto, dio vida al proyecto Trakstar Motorsport. Con su amigo Mike Smith fundaron la escudería y en ese mismo año con Robb al volante de uno de los 3 Ford Sierra RS500 con los que participaban consiguió la victoria en 4 de las 13 carreras del campeonato, lo que le aupó a la segunda plaza del grupo A al final de la temporada, por detrás del también Ford Sierra RS500 de Andy Rouse del equipo Kaliber Racing,
Pero no es hasta 1990 cuando le llega el primer título del BTCC. Gravett consigue ganar en 9 de los 13 circuitos del campeonato y acaba en primera posición. Su Ford Sierra RS500, fabricado con un presupuesto menor que el de otros participantes, se mostró intratable, gracias en parte a su suministrador de neumáticos. Mientras la mayoría de equipos calzaba Dunlop, Gravett eligió Yokohama, algo más duraderos. Su gran rival, Andy Rouse se impuso en las otras 4 carreras de la temporada, pero nunca estuvo cerca de poder arrebatarle el campeonato al de Trakstar. La escudería de Gravett también preparó para esa misma temporada un Honda Civic para que Ray Ames participara en el campeonato pero los resultados no fueron nada buenos. También Gravvett participó ese mismo año en dos carreras del DTM sin conseguir puntuar en ninguna de las dos.
En 1991 los resultados no llegan a pesar de contar con el apoyo de Ford y Shell para sus coches preparados por Mountune. El nuevo Ford Saphire llegó empezada la competición y hubo que desarrollarlo a lo largo del campeonato. El apoyo de Ford fue disminuyendo y a pesar de ser un año con graves problemas económicos al final de temporada los resultados comenzaron a mejorar. Por desgracia Ford desapareció del BTCC al año siguiente y en 1993 regresó apostando por Andy Rouse para conducir sus coches.
Es en 1992, tras la desaparición de Ford, Gravett entra bajo el paraguas de Peugeot para las dos siguientes temporadas, pero el 405 necesita de mucho desarrollo y tan solo consigue un segundo puesto en Brands Hatch en 1993. En 1994 se toma un año sabático y en 1995 vuelve al BTCC como piloto independiente hasta 1997 donde, bajo el patrocinio de Total consigue el campeonato independiente al volante de un Honda Accord
A partir de ese año Robb Gravett decide poco a poco abandonar las carreras. Hoy en día participa en un programa de seguridad para la conducción “Ultimate Car Control UK Ltd.” Y es director de un consorcio “Brand Synergy” relacionado con el gran premio de Gran Bretaña
Ford Sierra RS500 Brands Hatch 1990 Superslot
Superslot comercializa con la referencia H3781 el Ford Sierra RS500 del BTCC con el que Robb Gravett consiguió la victoria en 1990 en el circuito Brands Hatch en la séptima carrera del campeonato. Coche que quizás tenga una de las decoraciones más feas que nos hayamos podido encontrar en la Via Láctea y que todo sea dicho forma parte de mi “ejército de las tinieblas” con noble e impetuoso orgullo.
Como siempre, el fabricante británico es muy cuidadoso con todos los detalles. La tampografía perfectamente definida y detallada, tampoco es que le haya supuesto un alarde en su despliegue, quizás por su minimalista puesta en escena, pero allá por donde campa se muestra presumida.
El coche es muy similar al modelo real en todos sus aspectos, quizás sí llame la atención la diferencia significativa que existe entre los retrovisores de la reproducción y los del modelo real. Por lo demás el coche es muy similar. Incluso muestra los aletines laterales del alerón trasero. Superslot habitualmente realiza un buen trabajo en este tipo de detalles.
Tanto el frontal como la zaga se muestran bastante limpios, sin alardes. Son las zonas más decoradas del coche y rinden bastante bien. Todos los elementos se muestran claros y bien realizados.
Las llantas son, tal vez, el elemento más llamativo de la decoración, el color dorado de las mismas y la ejecución del troquelado es exquisito y en conjunto con los spoilers dan lustre a la reproducción.
El punto más flaco de la decoración es, en mi opinión, las tapas de los depósitos, que aparecen algo simples y no muy bien rematadas.
El interior tampoco es algo reseñable, simple, sin decorar, al igual que el piloto, bien esculpido, pero todo de blanco.
La última vuelta
Superslot da una muestra más de lo que es capaz de hacer sobre la reproducción de un coche de Slot. Buenas calidades, quizás algunos puntos algo insuficientes, pero el aspecto final es muy redondo. He de confesar que antes de realizar la entrada no tenía mucho conocimiento del BTCC y aunque ahora no es que sepa mucho más, me parece un campeonato que tiene su atractivo. También confesaré que compré este coche muy baratito y que por su culpa he tenido que adquirir algunos más con lo que a priori, lo que parecía una inversión nimia se ha convertido en un gasto importante no programado. ¡Malditos cochecitos!
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