Hace unos días, pude adquirir en un mercadillo un Mitsubishi Lancer EVO IV fabricado por Scalextric hace ya más de 20 años en su versión del Rally de Cataluña de 1997 pilotado por Tommi Mäkinen y que era un debe en mi colección, ya que no disponía de ningún coche pilotado por el genial Tommi Mäkinen. Es de esos coches que siempre que lo ves sobre una mesa fuera de su urna piensas “ya lo compraré más adelante…” pero nunca lo haces. Bueno, pues al final me decidí (no me ha costado 20 años, pero 15…) y aquí está. Y para pedirle perdón por la demora nada mejor que escribir unas líneas y dedicarle un hueco en mi pequeño reducto internetero.
El 13 de Abril de 1997 Lloret de Mar era testigo del comienzo de la 33 edición del Rally de Cataluña, ahora denominado Rally de Cataluña – Costa brava. Era la quinta prueba de la temporada y venía precedida de la victoria de los finlandeses Tommi Mäkinen y Seppo Harjanne (quien corría su última temporada antes de retirarse) en el Rally de Portugal, tratando de dar respuesta a la buena actuación de los Subaru en las tres primeras pruebas del año. Sainz y Schwartz, como principales espadas de Ford, sufrían la falta de potencia en el motor del Escort WRC, como se demostró en el tramo 11 donde, partiendo de parada, el Subaru de McRae aventajaba al coche de Sainz en 1 segundo después de recorrer tan solo 100 metros. Tan acusada era la falta de potencia de los del óvalo que tras el rally anunciaron el acuerdo con Cosworth para que se hicieran cargo de los nuevos motores que en dos meses debían igualar las prestaciones de los demás equipos.
Aún así, el bravo piloto español se situaba en tercera posición del mundial con 12 puntos, uno menos que Mc Rae y a 6 puntos de Mäkinen, quien lideraba el mundial gracias a la regularidad exhibida en las primeras pruebas, mientras que los Subaru repartían sus victorias entre sus tres pilotos. Así se presentaban los principales favoritos para la victoria final del rally: Mäkinen en el Mitsubishi Lancer Evo IV, McRae y Liatti con Subaru y Sainz y Schwarz con Ford.
Pero la sorpresa no se hizo esperar, nadie contaba con las buenas sensaciones que ya habían causado los coches denominados Kit Car en los anteriores rallys y Peugeot, que abanderaba el grupo con sus Peugeot 306 Maxi, ponían la sal y la pimienta en este rally. Tanto François Delecour como Gilles Panizzi lideraron la prueba en el primer tramo siendo los pilotos más rápidos. El español Jaime Azcona copilotado por el alemán Julius Billmaier, también con Peugeot 306 Maxi arrancaron la prueba por delante de varios WRC, en octava posición. Oriol Gómez y su Seat Ibiza se situaban ya en la posición 10.
La primera etapa prosiguió más o menos bajo el mismo argumento, los 306 lideraban la prueba marcando los mejores tiempos, llevando al español Azcona a la sexta posición, luchando entre los mejores. Delecour y Panizzi habían sufrido problemas técnicos provocándoles perder algunos minutos y retrasarlos en la clasificación. Tras la primera etapa McRae, junto a Nicky Grist y su Subaru Impreza S5 WRC lideraba seguido de Piero Liatti acompañado de la italiana Fabrizia Pons, en las notas, a tan solo un segundo del escocés. Mäkinen y su Mitsubishi Lancer Evo IV se situaba en tercera posición a 12 segundos, Angelo Medeghini y Bárbara Medeghini-Capoferri en el Subaru Impreza 555 dejaban a Carlos Sainz y Luis Moya al volante del Ford Escort WRC en la quinta plaza a 56 segundos del líder.
En la segunda etapa los WRC empiezan a consolidar sus posiciones por delante de los Kit Car, como no podía ser de otro modo, y la lucha se centra entre McRae, Liatti y Mäkinen. Cuando abordan el tramo 11 apenas hay entre ellos una diferencia de tres segundos a favor del escocés, pero a mitad de tramo sufre un pequeño toque que le produce un pinchazo y le obliga a detenerse, en la operación del cambio de rueda pierde más de tres minutos. Liatti coge el liderato, pero al final del tramo el finlandés de Mitsubishi, en un alarde de pilotaje, recupera los dos segundos de diferencia y supera al italiano en un segundo, situándole a la cabeza de la carrera. Sainz rompe el tubo de escape y la combustión de los gases produce la rotura de la transmisión, pero el equipo, con gran esfuerzo, consigue arreglarle el coche y el español lo da todo consiguiendo mejorar el tiempo de Mäkinen, pero es consciente que cualquier posibilidad de acabar el rally entre los cinco primeros es imposible. Panizzi, viniendo desde atrás, marca el scratch en el tramo y comienza a remontar puestos en la clasificación.
Tras la segunda etapa, la clasificación queda con el Mitsubishi Lancer Evo IV de Mäkinen en cabeza por delante del Subaru Impreza S5 WRC de Liatti a tan solo unas décimas, detrás aparece Panizzi con su Peugeot 306 Maxi a más de 2 minutos por delante del escocés McRae a un minuto del italiano de Peugeot. Azcona se sitúa en la séptima posición, después de haber llegado a ocupar la cuarta plaza, pero problemas en su 306 le hacen perder dos minutos y ceder puestos. Sainz es décimo a más de 6 minutos del líder.
En la tercera etapa las posiciones se consolidan, Mäkinen y el Mitsubhi Lancer Evo IV dan sensación de haber entrado en una profunda comunión y el finlandés va despegándose del italiano Liatti que, a pesar de no cejar en su intento de coger al nórdico, solo puede ver cómo el blanco del color del Mitsubishi se ve cada vez más pequeño. Los Peugeot continúan dando un resultado excelente y se mantienen arriba. La carrera sigue con poca variación hasta que, a falta del tramo final, Liatti consigue reducir 6 segundos la ventaja que le separa de Mäkinen, dejando todas sus opciones a 4 segundos del finlandés. Delecour y de McRae son los más rápidos, el escocés está cada vez más cerca del último escalón en el cajón, pero Panizzi no se lo pone fácil y lucha hasta lo indecible.
Mäkinen confiesa no tenerlas todas consigo y decide asumir muchos más riesgos. Un último scratch permite meterle 3 segundos a Liatti, con lo que logra la victoria al final del Rally por delante de Liatti que es segundo a 7 segundos, el Peugeot 306 Maxi de Panizzi termina la prueba a 3:09 segundos del líder y consigue mantener a raya los empujes del Subaru de McRae que termina a 25 segundos del italiano. Azcona termina una actuación excelente en séptima posición, aún sin poder coger puntos, pero siendo el primer español en la clasificación por delante de Sainz, que es décimo a casi 10 minutos del líder.
Mitsubishi Lancer Evo IV Scalextric
Han pasado ya bastantes años desde que la marca española puso en circulación este Mitsubishi Lancer EVO IV reproduciendo la réplica del que participó en el Rally de Cataluña de 1997 y que al volante de los finlandeses Tommi Mäkinen y Seppo Harjanne, alcanzó la victoria final en el Rally.
Cuando miramos el coche con detenimiento, nos damos cuenta de que es resultado de un buen trabajo de molde y un deficiente acabado en su decoración. Y no es porque la tampografía sea insuficiente o porque los colores no se asemejen al modelo real, si no porque enseguida nos percatamos de que carece de la mitad de los adhesivos que el coche a tamaño 1:1 mostraba orgulloso en su carrocería.
Y no contentos con eso, se le añaden tampografiados dos adhesivos en el techo que no figuraban en el modelo real, lo que convierten la reproducción en un poco un despropósito. Pero quiero insistir, el coche está bien hecho y bien terminado, solo que la carencia de decoración semejante al modelo real produce que el resultado final parezca bastante soso.
Normalmente no suelo realizar cambios en los coches para no violar los estándares decididos por el fabricante, pero para este modelo en concreto me parecía una verdadera pena no hacerlo, porque creo que el coche lo merece, así que, he adquirido unas calcas del fabricante Atalaya Decals y le he “redecorado” para hacerlo un poco menos minimalista y más acorde con cómo luce su hermano mayor. Unas calcas que, sin poder considerarse caras en su precio de venta propiamente dicho, devengan que el coste del envío sí haya estado algo inflado. Creo que 6,50 euros no me van a hacer aún más pobre, pero ni las calcas tienen un peso como para que el coste del envío suba a ese precio, ni el continente donde se presentan sea algo que inunde los sentidos produciendo un éxtasis “paqueteril”.
Una vez terminadas las modificaciones, es decir, puestas las calcas, vemos que el Mitsubishi Lancer Evo IV se mira al espejo moviéndose de lado a lado para buscar su mejor perfil, sintiéndose muy orgulloso de su nueva apariencia. Podemos comprobar que las calcas no desmerecen la reproducción en combinación con la tampografía, sino que, por el contrario, la enriquecen. Todo el perfil lateral del coche mejora al mostrarse mucho más completo y semejante al modelo real. No me he atrevido a pintar los marcos o los tiradores de las puertas, mi pulso, especialista en robar panderetas, me impide realizar acciones tan delicadas, sin embargo, creo que el resultado final es bastante bueno.
Si nos detenemos en el frontal podemos comprobar que la reproducción está muy bien realizada, aunque se echa de menos el logotipo del fabricante japonés sobre la parrilla. Aun así, al añadirle la matrícula y los logotipos de los patrocinadores el panorama mejora notablemente.
La zaga es la parte más deficiente de la decoración, no así de la reproducción, la cual, si está realizada correctamente, los faros son un claro ejemplo, pero la inclusión de los diferentes patrocinadores proporciona al coche un aspecto mucho más realista y permite que luzca como debiera.
Las llantas, Speedline, están correctamente realizadas, no tienen ese aspecto plasticoso de muchas de las fabricadas en la época. También me he permitido el lujo de añadir las calcas correspondientes, aunque por su tamaño y mi vista de señor mayor no sé si habrán quedado todo lo bien que debieran, aunque en general estoy satisfecho con el trabajo realizado.
El interior, que no se ha tocado, es el típico del fabricante en la época, sin ningún detalle que ennoblezca la decoración, aunque tampoco tiene ningún detalle que la envilezca. Correcto, sin más
Si volteamos el coche y observamos sus tripas comprobamos que Scalextric no decidió innovar en este coche, por tanto, su configuración es la habitual de la marca en aquellos años. Fue lanzado en 1998 y mantiene la guía de vástago sin tornillo ni muelle, que no retorna a su posición natural, aunque ya contaba con conexión al motor a través de las desagradecidas pletinas y motor RX en línea con tracción a los dos ejes a través de piñones y coronas con relación 9:27. No es un devorador de cronos, pero como todos los Scalextric, bien trabajado rendirá bien y será divertido de llevar. Y bonito, muy bonito.
La última vuelta.
Scalextric, en 1998 lanzó al mercado la referencia 6000 que corresponde a este Mitsubishi Lancer EVO IV que ha envejecido bastante bien. La realización es muy correcta y el coche resulta muy agradable a la vista y a la pista. Lástima esa carencia de patrocinadores en su carrocería, que le hace parecer insulso y algo soso, pero que, sin embargo, con un poco de cariño, puede mejorarse y, al menos en mi opinión, darle ese relumbrón que merece.
Me encanta esta decoración en este coche 🙂
Gracias por leerme y por comentar. Lo que te digo, le pones cuatro calcas y queda el coche precioso. Creo que merece la pena hacerlo. Abrazo