Para sus equipos privados, Lancia muchas veces, modificaba el color oficial blanco inmaculado de sus libreas por el rojo Italia, resultando modelos muy atractivos para los aficionados. Uno de ellos fue el Lancia 037 Rally participante en el Rally Safari con el dorsal 27 en la edición de 1986, al volante de los kenyanos Johnny Hellier y David Williamson, quienes terminaron la prueba en una digna décima posición.
Si hay una prueba del mundial de Rallyes que es diferente, esa es sin duda alguna, el rally Safari. En los años 80, los coches de rally tenían una sofisticación manifiesta que hacían de ellos verdaderas máquinas de carreras, pero estaban pensados para los diferentes trazados europeos que conformaban el mundial y que eran donde realmente se jugaban los títulos. Por ello, el Rally africano era una prueba donde esta sofisticación vivía un poco en el alambre si hablamos en términos de fiabilidad de estos coches.
Es por eso que, en este rally tan exigente, la sencillez en algunos modelos les hace tan competitivos como los coches más desarrollados. Una vez más Toyota lanzaba sus coches a la carrera y una vez más, por tercer año consecutivo, conseguía la victoria por delante de los todopoderosos Lancia o Peugeot, a pesar de sus despliegues técnicos y de asistencia. Durante toda la carrera experimentaron problemas, más o menos graves, cuyas reparaciones les hacían perder mucho tiempo, mientras que motores más simples, con poca electrónica, como los de Toyota sorteaban, no exentos de dificultad, las trampas que el rally les iba arrojando en el camino, para terminar la prueba en primer, segundo y cuarto lugar. Más de un eje trasero dio el susto a algún que otro coche japonés.
Así que, después de Pascua, en Nairobi, una vez más y era también la tercera, el sueco Björn Waldegard y el británico Fred Gallagher, al volante de su Toyota Celica Twincam Turbo conseguían la victoria en el Rally Safari de Kenia de 1986, seguidos de los también suecos, Lars-Eric Torph y Bo Thorszelius, con el mismo coche y ya en tercer lugar el primero de los Lancia 037 pilotado por Markku Alen e Illkka Kivimaki. En cuarta posición aparecía el tercer Toyota, el de los alemanes Erwin Weber y Gunter Wanger. El Peugeot 205 T16 E2 mejor clasificado fue quinto, conducido por Juha Kankkunen, ganador del año pasado, y Juha Piironen de copiloto.
Para la carrera Peugeot acudió con dos 205 T16 E2 de cuatro ruedas motrices, el que pilotó Juha Kankunen y el que encomendó a mister Safari Shekhar Mehta, que no tuvo tiempo de prepararse el rally correctamente y disfrutó de todos los fallos posibles que el coche podía dar durante la carrera, aún así, logró terminar la prueba en una digna octava posición. Lancia prefirió dejar sus flamantes nuevos Delta S4 en Europa y acudió a la edición del Rally Safari con 3 vetustos 037 Rally con motor trasero turboalimentado. El primero pilotado por Markku Alen, el segundo, que rompió el motor y tuvo que abandonar, conducido por Mikki Biasion y el tercero para el famoso piloto local Vic. Preston Junior, el cual también acabó el rally antes de tiempo tras sufrir un accidente. Hubo dos equipos privados que concurrieron al evento con sendos Lancia 037 Rally, el de los locales Greg Criticos y el de John Hellier y Dave Williamson, razón de esta entrada. Toyota, con sede en Colonia llevó tres de sus Celica Twin Turbo para disputar la carrera como parte de un programa que incluía solo aquellas pruebas en las que el coche podía mostrarse competitivo frente a los vehículos con cuatro ruedas motrices. Toyota hizo una impecable preparación del rally, aunque no exento de problemas. A mitad de prueba un avión sobrevolaba el cielo keniano procedente de Alemania con ejes traseros para sus coches. Junto a los favoritos aparecían los Subaru RX Turbo, que terminaron en sexta y séptima posición, los Volkswagen Golf GTI 16v etc…
Tras una primera etapa en la que se eliminaron algunas partes del trazado entre Nairobi y Mombasa, tan solo Machakos dio la talla en lo que a dificultad de pilotaje se refiere. (800 kilómetros de etapa divididos en varias paradas que parecía hacer del rally un paseo por el campo más que una carrera de coches. Las colinas de Chyulu son lugares donde la hierba crece rápido y la presencia de animales es constante por lo que el paso de la caravana de coches se hacía complicada debido a que la hierba hacía desaparecer los caminos, por lo que hubo algunas quejas de algunos equipos, pero es que, claro, ¡es la selva…! La organización, en un intento de contentar a todos, introdujo un vehículo para limpiar los caminos, pero solo fue efectivo donde la hierba era más larga. Todo esto influía negativamente en los coches, puesto que dicho césped llenaba los radiadores, especialmente fue cruel con los Lancia, los cuales, al llevar la parrilla más baja eran presa fácil de la hierba y los palos, los radiadores se calentaban y el helicóptero de asistencia no tuvo un momento para descansar. Preston, se vio obligado a detenerse, al menos 6 veces para que los operarios de Lancia que acudían en el helicóptero limpiaran sus parrillas. Además, la lluvia no terminaba de hacer acto de presencia, algo que perjudicaba a los vehículos con cuatro ruedas motrices frente a los de dos y la sequedad daba protagonismo a las nubes de polvo que, hacían inviables los adelantamientos en muchas ocasiones, lo que provocaba pérdidas de tiempo a los vehículos más rápidos, atrapados detrás de los más lentos.
En Buffalo Lodge, Waldegard con su Toyota Celica Twincam comandaba la clasificación por delante de Kankkunen y su Peugeot 205 T16 E2, con un minuto de ventaja, Mehta tercero con otro de los Peugeot, venía dos minutos más atrás, cuarto y quinto eran Torph y Weber , ambos dentro de los otros dos Toyota a un minuto consecutivamente Pero ya había información sobre fuertes lluvias más adelante y los equipos con más medios enviaban coches para comprobar el estado de los caminos por si los equipos iban a necesitar cuerdas de remolque para sacar los coches del barro.
La lluvia se inició en Taita Hills, y pronto se convirtió en torrente partiendo el rally en dos, tras 18 de los coches. Pero tan rápida como la lluvia cayó, también se drenó y el tiempo perdido por los cortados no fue demasiado grande. Alen había sufrido un fallo de la batería de su Lancia 037 y se quedó sin luces y sin limpiaparabrisas y tuvo que quedarse detrás de uno de los coches y seguirle para no abandonar el rally. Aún así tuvo una salida y sufrió una de sus manos quedó atrapada, los nativos le ayudaron a enderezar el coche y poder seguir la carrera, pero el finlandés sufría dolor en su mano.
Mientras Mehta tuvo que sustituir una correa de transmisión rota, Preston uno de los puntales delanteros y Kankkunen cometía un error de navegación que permitía a Waldegard obtener la primera posición del rally. Torph cometió otro error de navegación y hasta que se dio cuenta y pudo volver al trazado había perdido nueve minutos. Weber, tratando de evitar el polvo iba pegado a la zaga del Peugeot 205 de Mehta, pero en una frenada el Toyota golpeó al Peugeot rompiéndose los faros. Peor fue el daño en el coche francés, a quien se le rompió el escape y el refrigerador del aceite. Después de la primera etapa Waldegard aventajaba a Kankkunen en 4 minutos, seguidos de Biasión, Weber, Mehta, Torph y Kirkland con el primer Subaru RX.
La parada en Nairobi fue de las 8.20 a.m. a las 4 p.m., después, la segunda manga se dirigió hacia el norte, atravesando Naivasha y Mau Narok para llegar a Molo, Eldama Ravine y Nyahururu antes de cruzar Rumuruti, casi a Maralal, y regresar a través de Nanyuki y girar alrededor de Sagana para Thika y Nairobi. En la edición de 1986 no hubo ninguna vuelta alrededor del Monte Kenia. La única parada durante esta etapa fue en Thompson’s Falls Lodge, de Nyahururu, desde las 9.41 pm hasta las 3.30 am.
Al salir de Nairobi, Mehta se detuvo entre una nube de vapor tras la explosión de su radiador. La asistencia de Peugeot fue capaz de solucionar el problema, pero con un coste de 25 minutos. Después de Emening, y atravesando el gran Valle del Rift hacia la Escarpa de Mau, Kankkunen rompió un puntal delantero, y el helicóptero del equipo no perdió tiempo en entregar uno nuevo al lugar, pero el helicóptero no podía quedarse a terminar la reparación porque la oscuridad de la noche estaba llegando, por lo que los bravos pilotos finlandeses acabaron de terminar la reparación ellos mismos.
Estas averías provocaron que los Toyotas alcanzaran una posición dominante, reforzada además en el momento en el que los Lancia comenzaron a tener serios problemas. Primero Biasion perdió la correa del alternador, lo que provocó una falta de potencia grave en el propulsor y con una velocidad poco más o menos que a ralentí, perdió algo más de 25 minutos antes de que la asistencia pudiera ayudarle. No mucho después, Preston se salió del camino y volcó, y aunque consiguieron volver a poner el coche sobre sus ruedas los daños eran demasiado graves como para continuar en liza. En Thompson’s Falls Lodge, Waldegard lideraba con 25 minutos sobre Weber, y a Torph le añadía otros tres minutos más. Cuarto venía Kankkunen, a 20 minutos de Torph, por lo que Toyota se comportaba como el verdadero dominador de la prueba.
Waldegard decidió detenerse después del reinicio para solucionar un problema con uno de los soportes de la puerta de residuos del turbocompresor, lo que significó caer detrás de Torph y Weber, pero la suerte estuvo de su parte cuando, unos kilómetros más adelante, pasó por delante de Torph quien trataba de cambiar una rueda pinchada y más tarde cuando adelantó a Weber quien se había detenido a repostar y cambiar neumáticos, algo que Waldegard no necesitó.
Biasión volvió a perder la correa del alternador sobrecalentando en exceso el motor y el coche tuvo que ser remolcado hasta Nairobi. Al acercarse a Saba Saba, después de un giro, fuera de la carretera principal, Alen se cruzó con dos niños en el medio de la calzada, trató de esquivarlos, pero uno de ellos, la niña retrocedió y no pudo evitar atropellarla. Inmediatamente llamó a uno de los helicópteros del equipo (tenían dos, más un avión de radioenlace de ala fija) que llevó a la niña al hospital. Sin ser culpable el piloto finlandés se sentía destrozado y cuando terminó la carrera, ordenó que el dinero del premio que consiguió se destinara para establecer un fondo fiduciario para la educación de la niña. Ella resultó herida pero no fue grave y se recuperó.
Kankkunen, debido a la baja visibilidad provocada por la nube de polvo que dejaba otro de los participantes, se salió en una curva cuando se dirigía hacia las cataratas de Thompson, rompiendo un eje de transmisión, un disco de freno y un perno. Las reparaciones tomaron tiempo y perdió el cuarto lugar en beneficio de Markku Alen. Mehta también caía en la clasificación, al principio, cuando no podía encender su motor después de detenerse para cambiar una rueda y, después, cuando tuvo que cambiar el embrague en el garaje de Peugeot en Nairobi. La carrera seguía siendo patrimonio de Toyota, ocupando las tres primeras plazas seguidos del Lancia 037 de Alen, el 205 de Kankkunen, el Subaru de Kirkland, y el otro 205 que permanecía en carrera, el de Mehta. Una buena octava posición era la ocupada por el sueco Kenneth Eriksson, al volante de su Golf GTi, aunque posteriormente tuviera que abandonar.
Después de la segunda etapa se realizó un descanso de un día y el tercero no comenzó hasta la medianoche para hacer el viaje al oeste de Kenia a través de Molo, Kisumu, Kakemega, Kapenguria y las colinas de Cherangani a Eldoret, donde se volvió a parar durante 18 horas. El miércoles por la mañana a través de Kabarnet, Emening y Ol Kalou se regresó a Nairobi. Justo al comienzo de esta etapa, Waldegard casi se retira del Rally al llegar al Valle del Rift cuando se rompió su eje trasero derecho, pero un automóvil perseguidor estuvo rápidamente allí para ayudarlo en su camino provocando un retraso de aproximadamente media hora. Un arreglo provisional le permitió proseguir hasta que más adelante pudo arreglarlo con las piezas que Toyota envió desde Europa
Mientras tanto, Weber también rompía su eje trasero, pero una mala información provocó que la asistencia que llegaba desde el helicóptero se dirigiera en dirección contraria hacia donde estaba el coche averiado, la reparación ocasionó un retraso de una hora que hizo que, tanto Torph como el Lancia 037 de Alen adelantaran al alemán dejándole en cuarto lugar. No fue un buen día para Weber, que además de perder el podio casi terminó su rally cuando chocó con un automóvil que frenó repentinamente frente a él, pero a pesar de la fuga del radiador, llegó al final y ocupó su cuarto lugar. Toyota estaba encantada con el resultado, y también Lancia, quien con el tercer puesto de Alen adelantaba a Peugeot en el Campeonato Mundial.
Lancia 037 sucio Vs Lancia 037 limpio – Hellier y Williamson Rally Safari 1986 Fly Car Model
Decepción. Si hay alguna palabra que defina mis sentimientos hacia esta reproducción es sin duda la decepción. Y es que si empezamos por la presentación, lejos de la, lujosa en acabados, caja de cartón de los modelos anteriores de la colección, el Lancia 037 del Safari del año anterior, el Porsche 911 Carrera SC de la misma prueba del año 1973, el fabricante madrileño ha optado por presentar el coche en la urna típica de la marca, al igual que hizo con el Audi Quattro del Safari de 1984, eso sí, con un cartoncillo aludiendo a la colección, pero con un grave error en la descripción del modelo. En la peana se describe el coche como participante en Rally Safari del año 1985, cuando el modelo real corresponde a la prueba del año siguiente. Es sorprendente, puesto que en la presentación del modelo a la prensa (Slot Car Today) si figura el año 1986 correctamente en la peana expuesta en ella. Sin embargo, en ambas urnas de los coches que adquirí, tanto el limpio como el sucio, aparece el susodicho 1985.
Pero una vez abierta la urna nos adentramos en la decoración del coche viendo como el rojo de ambos modelos tira hacia naranja, uno más que otro debido a la simulada suciedad de la carrera, pero en ningún caso el rojo Italia que lucía el modelo real en su librea, por lo que la decepción empieza a apuntar maneras. El aspecto recuerda un poco al proceso de descomposición llevado a cabo por el famoso Mitsubishi Pajero rojo de “exin”, reaparecido después de casi 20 años desde la desaparición de la marca, y esto es lo común en ambos coches.
Podemos detenernos en observar también cómo lucen sin tulipa los faros supletorios situados a ambos lados de la parte delantera de la cabina, aparentemente algo pequeños y vacíos. Un detalle pobre que según Pearson correlaciona a -1 del acabado del motor simulado trasero, que es sublime. Las diferencias entre ambos no solo se quedan en lo que debería ser la inclusión de la ya citada suciedad, si no que va mucho más allá de lo puramente realizado a propósito…o no…
La diferencia más palpable que se puede apreciar entre ambos modelos es sin duda la que hace referencia a las defensas tanto delanteras como traseras, al igual que los soportes que montan los coches en los techos para transportar una rueda de repuesto. Siendo las mismas que en el anterior 037 las que luce el coche limpio y una especie de tuberías bastas y enormes las que luce la versión manchada.
Sin embargo, en la versión sucia, las defensas se muestran con un acabado más pulido y uniforme, mientras que en la versión limpia figuran un poco como ocurría con el Porsche 911 Carrera del Safari de 1973, donde no estaban especialmente bien definidas. Desconozco si el tipo de plástico utilizado no es lo suficiente maleable para poder darle un acabado más fino.
Las defensas traseras son diferentes en ambos modelos, mientras que en el modelo inmaculado aparece una barra de defensa con el cierre hacia arriba, en la versión con mácula a la barra, la parte que completa la defensa mira hacia los bajos del coche, aunque ambas comparten su inclinación, bastante pronunciada hacia un lado, lo que vulgarmente se define como “torcidas”. Sin mover el coche vemos también que esta defensa ha hecho mella en el detalle del doble escape trasero del coche con mácula, el cual, se muestra con los embellecedores castrados, en contraste con el modelo aseado, que sí los luce orgulloso
Otra de las diferencias más destacables y que es imposible no fijarse en este despropósito es la que hace referencia al color de las llantas. Mientras que en el modelo de antes de empezar la carrera lucen en un maravilloso metalizado, en el modelo después de varios kilómetros de carrera las llantas se tornan a un oscuro y lúgubre color negro. Y no podemos echarle la culpa a algún charco de alquitrán o petróleo que hubiera en el camino, ya que la llanta situada el techo de este 037 también muestra el color de la muerte. Es cierto que, en ambos casos, las llantas están muy bien realizadas y lucen correctamente en cualquiera de los dos coches.
Pero si hemos de ser justos, además de tener numerosos defectos notables en la decoración, ambos Lancia 037 también muestran alguna virtud como es la tampografía que, a pesar del fondo rojo, no transparenta casi y la definición es buena.
El interior de ambos coches es el mismo y luce a buen nivel, como es habitual en los coches del fabricante madrileño, aunque se ha perdido aquel nivel de definición y detalle dentro de las cabinas de los coches de Fly.
La última vuelta
La sensación que dejan ambos coches es bastante pobre en comparación con otros coches del fabricante madrileño. Estos Lancia 037 no pasarán a la historia de Fly por ser unas magníficas reproducciones, quizás si por ser de una tirada muy corta y que da la sensación de haberse fabricado rápidamente y con pocos recursos, algo que no se ha notado en el precio, que aunque no tan elevado como hace unos años, no deja de ser caro. Esperemos que los señores de Fly opten por la prudencia y se dediquen a fabricar sus coches con los estándares de antaño que tanto brillo le dieron a la marca y se dejen de lanzar al mercado cualquier cosa con objeto de cubrir un expediente.
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