1972 fue la última temporada de la disputa del que fue el prestigioso International Championship for Manufacturers, antesala de lo que en la temporada siguiente sería el campeonato del mundo de rallys. Fue un campeonato que se creó en 1970 y constaba de 7 pruebas, 6 por carreteras y caminos europeos y una más de gran prestigio internacional, la africana Rally East Safari. En los dos años posteriores, las pruebas se ampliaron a 9 incluyendo otra prueba a disputar dentro del continente africano, el rally de Marruecos. Ya en 1973, la FIA dotaría de empaque a la competición cambiándole la denominación a Campeonato del Mundo y ampliando el espectro geográfico para la disputa de las pruebas. Los Ford Escort, Alpine A110, Porsche 911, Lancia Fulvia, Datsun 240Z y Peugeot 504, fueron los protagonistas de una época de transición al profesionalismo que marcaría el devenir de la historia de los campeonatos del mundo de rallys.
La pretensión de los organizadores era el juntar a los mejores fabricantes de coches para que compitieran en las pruebas más prestigiosas de la época y la realidad es que fue un rotudo éxito para todos, faricantes, organización y aficionados. Porsche primero, Alpine Renault después y por último Lancia fueron los campeones de las 3 ediciones en las que se celebró el campeonato. No existía una clasificación exclusiva para los pilotos como tal por lo que no se puede decir que hubiera un campeón entre ellos.
Ford decidió acudir a la edición de 1972 del Rally Safari a pesar de que en el año anterior, de los 6 Ford Escort Twin Cam que habían participado solo uno pudo alcanzar un cuarto puesto como mejor posición, por detrás de los incombustibles Datsun 240Z y el Peugeot 504. Ford se presentaba con Hannu Mikkola y Timo Makkinen como pilotos estrella de la marca lo que significaba otro hándicap, porque hasta esa edición, en el Rally Safari, ningún europeo había traspasado la línea de meta en la primera posición. Eso, hasta el momento, era privilegio exclusivo de los pilotos locales.
Pero en ese mes de Abril de 1972, los escandinavos hannu Mikkola (FIN) y Gunnar Palm (SUE) al volante de uno de los nuevos Escort denominados MK1, como los vetustos Cortina, con el nuevo motor de 1600cc y sin demasiado convencimiento por parte del fabricante americano dieron la campanada consiguiendo el triunfo en uno de los rallys más duros del mundo, por delante del Porsche 911S de los polacos Sobieslaw Zasada y Marian Bien y el Ford Escort del keniata Vic Preston jr y el inglés Bev Smith. Los Datsun 240Z defraudaron en esta edición, solamente el pilotado por otro keniata, Edgar Herrmann, fue capaz de ocupar el quinto puesto al final del rally. Desde su primera edición en 1953 ningún europeo había ganado el clásico africano.
Aunque tradicionalmente el East African Rally Safari se disputa solo dentro de las fronteras de Kenia, algunas ediciones se han extendido a países límitrofes como Uganda o Tanzania. En 1972 la competición que partía de Dar Es Salam, capital de Tanzania, llevó a los coches participantes por carreteras secundarias a Nairobi, en Kenia y por los terribles caminos pedregosos con final en Mombasa, también en Kenia. Las nubes de polvo, tremendos socavones, lluvias torrenciales y la vida siempre imprevisible vida salvaje solo permitieron que 18 coches de los 83 inscritos fueran los elegidos para finalizar la prueba.
No fue la 20 edición del Rally Safari una carrera de grandes sobresaltos. Hannu Mikkola cogió el liderato nada más comenzar el rally y lo mantuvo hasta el final de la prueba. Solamente sus compañeros de equipo, el también finlandés Timo Makkinen y el britáico Henri Lindon inquietaron al Ford Escort con el dorsal 7 en su librea hasta que fueron víctimas de varios problemas mecánicos que les apearon de la lucha conduciéndolos al octavo puesto en la clasificación final.
Ford Escort MK1 RS1600 Rally Safari 1972 Superslot
8 años han pasado ya desde que Scalextric Hornby lanzó este Ford Escort al mercado, lo que significa que no es ninguna novedad hoy en día, pero, en mi opinión, siempre es agradable poder disfrutar de un coche cuyo molde ha sido modificado para reproducir el que participó en el Rally Safari. Los faros supletorios o las defensas convierten a estas pequeñas máquinas en modelos diferentes a los modelos que únicamente les visten con nuevas ropas para parecer distintos. Si además estas modificaciones se realizan con el gusto con el que el fabricante inglés profesa en sus modelos suponen un valor añadido a dichos coches.
La librea del vencedor del Rally Safari de 1972 le va al coche como anillo al dedo, quizás sea una de las decoraciones que más lustran a este modelo, convirtiéndole en un imprescindible en cualquier colección de coches de rallys.
Y es que además está realizada con maestría, con una tampografía perfectamente definida, sin transparencias, en una sucesión de detalles cuidados con mimo, como los marcos de la ventana o los tiradores de las puertas e incluso los cierres del capó.
Aunque no se aprecie bien en las fotos, no deja de ser una lástima que el blanco inmaculado del coche cuando fue novedad haya amarilleado un poco con los años. Es algo que Superslot debería vigilar en sus coches y utilizar barnices con más calidad. No es el único modelo que poseo de este fabricante que ha amarilleado un tanto.
Si hay alguna pieza que distinga a los modelos del Rally Safari sobre los modelos de rallys más convencionales sin duda es la defensa delantera, la finura de los tubos que protegen el frontal forcejea con la excelencia y tanto los faros de serie como los supletorios disfrutan de un trabajo bien hecho
Y aunque en apariencia la zaga pueda mostrarse más simple, el trabajo realizado sobre ella es muy de agrdecer, tan solo deja un detalle al azar, los cierres del maletero podían haberse presentado con el tintado negro correspondiente al color del modelo real, aunque no se trata de un problema grave. Tanto el botón de apertura del maletero, como el increíble faro supletorio, el parachoques o el escape proporcionan la elegancia suficiente para que todo encaje a la perfección en una reproducción meritoria sin que tengamos que ponernos demasiado puristas.
El primer error de bulto es el que ofrece el interior situando la conducción en la parte derecha del habitáculo alejándose del modelo real. Pero si somos justos también hay que ensalzar que el habitáculo disfruta de una decoración no muy extendida entre los coches de slot actuales.
Como en la mayoría de los modelos de la marca británica merece la pena detenerse en la contemplación de las llantas que al contrario de otros fabricantes en Scalextric inglés siempre suman, pero el detalle de la fotografía denuncia el segundo error de bulto realizado sobre este coche y es que los pasos de rueda aparecen desplazados. Pensé que quizás pudiera ser algo único en mi unidad, pero al contemplar otras fotos de la misma reproducción en internet compruebo que no es asi.
Mecánicamente, la reproducción no merece ninguna mención reseñable, comparte la mediocridad de todos los modelos de la marca y al extraerle el imán se convierte en un cúmulo de despropósitos. Le salva el sonido minimalista del motor mabuchi que monta. Es por eso que solo merece la pena darle unas vueltas por la pista a poca velocidad para poder disfrutar del coche en toda su extensión.
La última vuelta
Como mi buen amigo Joan sabe, siento debilidad por los modelos de Ford de los 70 y 80 y especialmente por los Ford Escort de esta época. Siempre es una alegría poder tener entre las manos a un coche del Rally Safari que exige un plus en la realización de la decoración, lo que hace que la unión de ambos se convierta en un objeto de deseo para mi colección. Espero que si alguno sois poseedor de alguno de estos coches os sintáis tan afortunados de poder admirarlo como yo.
Un saludo
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