Durante los casi 100 años de competición en el circuito de Spa Francorchamps hemos visto todo tipo de competiciones, y dejando a un lado la Fórmula 1, que quizás sea la más importante, la disputa de las 24 horas es el otro gran atractivo del circuito belga. Y en los casi 100 años de historia que la contemplan solo un español, Álex Soler-Roig, ha visto la bandera a cuadros en primera posición, fue en la edición de 1971, donde su Ford Capri 2600 RS pilotado en el equipo Ford Köln junto al alemán Dieter Glemser consiguieron la victoria por delante de nuestro protagonista de hoy: el Mercedes Benz 300 SEL 6.8 AMG pilotado por Hans Heyer y Clemens Schickentanz, coche conocido cariñosamente como el “Red Pig” (Rote-sau en alemán), debido al rugir de su motor, que recordaba al gruñido de un cerdo, cuando subía por Eau Rouge y se dejaba oír durante varias curvas.
El primer Mercedes AMG
Y es que nadie daba un duro por nuestro querido “Red Pig”. Sus descomunales 1830 kilogramos no convertían a este mastodonte en el mejor coche para competir. Pero llegaron los chicos de AMG, por entonces, una empresa de reciente creación (1967), no demasiado conocida, cuyo nombre proviene de las iniciales de sus dos fundadores Hans-Werner Aufrecht y Erhard Melcherher y de la ciudad de Großaspach, donde trabajaban, y cogieron un Mercedes-Benz W109 300 SEL 6.3 de 1969 y comenzaron a quitarle peso, nuevas puertas de aluminio, nueva jaula antivuelco, etc, pero Sin embargo, AMG no retiró, ni la suspensión neumática, ni el habitáculo original, con las lujosas molduras de madera, ni la dirección asistida, sin embargo sí que aumentaron del ancho de vía para poder montar unos neumáticos más anchos.
Después de la cirugía el coche quedó en unos 1600 Kilogramos, que seguían siendo una barbaridad para competir. El peso que los demás coches exhibían rondaba entre los 1000 y 1200 Kilos, lo que les hacía, a priori, más competitivos tanto en curvas como en desgaste de neumáticos.
Por ello decidieron sustituirle el motor de serie por un V8 (convirtiéndolo en un 6.8) al que le sustituyeron los pistones, árbol de levas, varillas y balancines, y situaron los grupos de cilindros en conectores separados, consiguiendo un aumento de potencia de 250 CV y un par máximo de 500 Nm a 427 CV y 607 Nm, con tracción trasera, también se sustituyó la caja de cambios secuencial automática de 4 velocidades a una de cambio manual de ZF de cinco velocidades. La idea era ganar en las rectas y curvas rápidas lo que se perdía en las curvas más lentas debido al peso. Por eso ni siquiera tocaron los frenos de serie que llevaba el coche
Con todos estos cambios si pisabas a fondo el acelerador del Mercedes 300 SEL 6.8 AMG conseguías llegar a los 100 km/h en 4,2 segundos alcanzando una velocidad máxima de 285 km/h sin que se le salieran las levas. Toda una bestia para su época. Pues aun así y después de ofrecer el volante para competir a pilotos de la talla de Gijs van Lennep, se negaron pilotarlo pensando que seguía siendo un coche muy poco competitivo para un circuito que por entonces gozaba de una longitud de 14 kilómetros.
No lo vieron de la misma forma los pilotos Hans Heyer y Clemens Schickentanz quienes, aceptando el reto de AMG, se subieron al Red Pig y lo llevaron a la victoria en su clase y a la segunda posición en la general a tan solo 3 vueltas de los ganadores partiendo de la quinta posición en la parrilla. Ese momento cambia la concepción que se tiene de AMG y empieza a estar en las mentes de todos los fabricantes de coches de competición.
La carrera
Y no fue una victoria fácil precisamente, para la edición de 1971, además del Mercedes 300 SEL 6.8 AMG, BMW puso en liza su ejército de 10 unidades del modelo 2800 CS, Ford, con varios equipos, entre ellos, el que se proclamaría campeón, otro tropel de Alfa Romeo, un Citröen SM pilotado por Roland de Jamblinne y Jean Bagrit e incluso un Mustang, el de Serge Trosch y Martin Birrane, y un Camaro Z/28, el cual, al volante de los pilotos, Ivo Grauls y Peter Hoffmann consiguieron la pole con 5 segundos de ventaja sobre el segundo clasificado, el BMW 2800 de unos jóvenes Niki Lauda y Gerrard Larrousse.
En tercera posición partía el Ford Capri 2600 RS de Dieter Glemser y Alex Soler-Roig. El alemán arrancó la carrera situándose en cabeza antes de llegar a Eau Rouge. Detrás de Glemser, el Camaro de Grauls y Hoffman apretaban muchísimo al Capri, el cual no pudo resistir las acometidas del coche americano, pero tanto esfuerzo hizo que la temperatura del motor ascendiese peligrosamente causando una fuga de aceite que le hizo perder una importante cantidad de vueltas.
Era una edición en la que la fiabilidad se estaba convirtiendo en algo fundamental, los rivales iban cayendo poco a poco, las cajas de cambio de los BMW sufrían sin descanso, otros coches, como los Opel Comodore AG S tenían problemas con la bomba de la gasolina y tan solo los Alfa Romeo, los Ford y nuestro Red Pig mantenían el tipo.
Lamentablemente hubo que lamentar el fallecimiento del bravo piloto de BMW, Raymond Mathay. Una tormenta eléctrica había hecho acto de presencia y había dejado la pista bastante peligrosa. Durante el amanecer, el BMW 2800 CS conducido por el piloto belga, se salió de la carretera en Les Combes, atravesando una barrera protectora y se incendió. El accidente fatal no tuvo testigos y el conductor murió en el impacto. Tenía 39 años. El coche del equipo Écurie Azur, con el que participaba junto a Jean Xhencheval ocupaba un un sólido sexto lugar en la clasificación general en el momento del accidente.
Alex Soler-Roig y Dieter Glemser a bordo del Ford Capri 2600 RS mantuvieron la primera posición hasta el final de la carrera y detrás de ellos vieron la bandera a cuadros Hans Heyer y Clemens Schickentanz sobre el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG “Red Pig” y terceros fueron Carlo Facetti y Toine Hezemans sobre un Alfa romeo 2000 GTAm con el dorsal número 42 del equipo Autodelta.
Tras la victoria en Spa-Francorchamps, AMG llevó el coche a las 24 horas de Nürburgring en agosto de 1971 donde el coche cogió fácilmente el liderato, pero un fallo mecánico lo dejó fuera de carrera. La historia se repitió en las 24 horas del Paul-Ricard donde también el Red Pig se ve obligado a abandonar por un fallo mecánico. En 1972 no consigue clasificarse para las 24h de Le Mans. Su última carrera fue en las 200 millas de Nuremberg de 1972, donde Hans Heyer consigue la victoria. La FIA entonces prohíbe para las competiciones de turismos los coches con cilindrada mayor de 5 litros, por lo que el coche ya no puede competir a nivel internacional.
El final
Aun así, la leyenda del Red Pig siguió adelante cuando Matra lo compró para utilizarlo de banco de pruebas para el Concorde, sí, el avión a reacción. Más tarde, el coche desapareció. Mercedes lo buscó con motivo del aniversario de la inclusión de AMG en la marca de la estrella, pero los de Stuttgart, no fueron capaces de hallarlo y construyeron dos réplicas fieles al original: una está en el museo y la otra solo la muestran en eventos especiales.
Mercedes Benz 300 SEL 6.8 AMG “Red Pig” Carrera
Carrera se ha decidido a lanzar el precioso Mercedes 300 SEL 6.8 AMG con el que AMG se dio a conocer en el mundo de la competición consiguiendo un segundo puesto (primero en su categoría) en las 24 horas de Spa Francorchamps al volante de los alemanes Hans Heyer y Clemens Schickentanz.
¿6.3 o 6.8?
Para la marca austriaca el coche es un 6.3, que es lo que se pintaba en su carrocería (en la del original) y lo comercializa con esa nomenclatura, pero la realidad es que el coche que participó en la carrera es en realidad un 6.8. ¿Error o no error? Decididlo vosotros.
Que el coche es un bellezón, no tengo la menor duda. Carrera ha hecho un trabajo notable en este Red Pig, aunque muestra algunas sombras, no muchas pero algunas. La tampografía es excelente, aunque mi unidad muestra algún que otro picotazo. Destacar que en el dorsal se han olvidado (por motivos legales frente a la publicidad de tabaco) de incluir la publicidad que el coche real mostraba, una verdadera lástima., porque además no es fácil encontrar una calca que pueda ocupar ese espacio. La pintura también luce a muy buen nivel. No es el típico rojo Ferrari que se utiliza en muchos modelos que no son del fabricante italiano.
Si echamos un ojo por delante podemos ver que el acabado es espectacular. Como en muchos cochecitos actuales a los faros supletorios les falta algo de “caja”, pero vistos de frente lucen estupendamente. Cabe destacar que a Carrera no se le ha olvidado nada del frontal del coche. Destaca la parrilla del radiador, que es tremendamente bonita y muestra un gran acabado.
Por detrás el modelo no desmerece el coche real, salvo que, en mi opinión, el doble escape se me antoja algo largo, en el coche original no sobresalía tan impunemente de la carrocería. En la versión de Carrera no luce como debiera, ni por el diseño, ni por el color, en mi opinión, demasiado claro. Sin embargo, los faros tienen un acabado brillante y la tampografía le queda de lujo.
Si nos ponemos muy exigentes, a las llantas, quizás les haya faltado ese toque de realismo que tienen otras. Estas tienen un aspecto más juguetero, tal vez por su acabado más tosco. Sin embargo, no desmerecen la reproducción.
El interior está muy bien trabajado y lleno de detalles. Carrera ha sabido concebir el espíritu de esta berlina, manteniendo los elementos que AMG no tuvo tiempo de retirar para aligerar aún más peso. Cuadro, salpicadero, es algo digno de ver. Tal vez, lo menos bueno sea el casco naranja del piloto, que se muestra como un elemento muy simple.
Otro punto a destacar es la toma de aire sobre el capó, que es de diez, dejando los limpias un tanto bastos. Carrera hace cosas muy bien, sin embargo, le falta esa finura o delicadeza que hace que sus coches obtengan un nivel superlativo. Finura que no aparece en el acabado de la tapa del depósito, pero que, sin embargo, sí aparece en los marcos de las ventanas y en los tiradores de las puertas, que suben notablemente el nivel a este Mercedes.
La última vuelta
En mi opinión la fabricación de este modelo es todo un acierto de la marca austriaca Carrera. Es uno de los coches míticos para los aficionados a las carreras. Y la ejecución sobre el mismo es excelente. Siempre se puede mejorar, pero por el precio que exige (45€ he pagado por él), creo que está más que bien terminado y estoy muy contento con mi compra. Ojalá todos los coches a este precio (muchas veces también superior) tuvieran este nivel de acabado.
Estas navidades estuve en Stuttgart y fui al museo Mercedes, es una pasada!! El museo Porsche me decepcionó bastante a su lado. Gran réplica, en directo se ve un coche muy gordo!!
Hola Moisés. Gracias por contestar. Completamente de acuerdo contigo, sin quitar mérito a algunos de los Porsches que hay en su museo, prefiero el de Mercedes