Si existió un diseño revolucionario en un coche de fórmula 1 en los años 50, ese sin duda fue el Lancia D50. Era 1954 Gianni Lancia había echado el resto para introducirse en la categoría reina del automovilismo, fichando a Alberto Ascari y fabricando un coche que repartía las inercias igualmente en todos los lados del coche gracias a la disposición lateral de los tanques de gasolina.
En 1955, los problemas económicos de la marca turinesa junto con la muerte en accidente de Alberto Ascari obligan a Gianni Lancia a venderle todo el material a Enzo Ferrari, cuya escuadra no alcanzaba resultados relevantes en el campeonato, por lo que decide evolucionar el D50 de Lancia para convertirlo en ese coche ganador con el que soñaba Lancia. Aún así, en ese año, la dupla Mercedes-Fangio era inalcanzable para el resto de escuderías, pero la desaparición de las flechas de plata dejó el camino libre para que Ferrari, ahora, contando con el gran piloto argentino alcanzaran el campeonato del mundo.
Pero para ser justos hay que contar cómo el Chueco se hizo con el campeonato del mundo en la última carrera, en Monza. El piloto de Kidderminster, Inglaterra, Peter Collins cuando estaba disputando también el cetro del campeonato cedió su coche al argentino para que consiguiera el triunfo. Una vez acabada la carrera cuando le preguntaron sobre lo acontecido, se limitó a responder que, como le había dicho a Fangio, que ya dispondría de otras oportunidades para ser campeón del mundo. Sin duda en aquellos tiempos el concepto de “gentleman driver” se tomaba realmente en serio.
Así Collins, se gano el respeto de Enzo Ferrari, quien siempre hablo maravillas de él. Lástima que su carrera se viera truncada, una vez más por un accidente en Nordschleife, cuando perdió el control de su Ferrari, persiguiendo al Vanwall de Tony Brooks, y saliendo despedido del coche y acabando con su vida por las heridas recibidas al chocar su cuerpo con un árbol. Tenía 26 años.
El coche que Cartrix nos ofrece como última referencia del 2009 es el Lancia Ferrari D50 pilotado por el británico Peter Collins en el gran premio de Francia de Fórmula 1 de 1956 disputado en el circuito de 8302 metros de Reims a 61 vueltas. Era la quinta prueba del campeonato del mundo, carrera muy del gusto de Fangio, donde hacía 8 años había debutado y donde ya se había coronado 3 veces como vencedor de la carrera, pero al parecer, problemas con uno de los tubos de sus depósitos le hizo detenerse en boxes cuando lideraba la carrera y perdió más de dos minutos respecto a la cabeza, por lo que no pudo alcanzar al final de la carrera un resultado mejor que un cuarto puesto. Se decía que las malas relaciones que mantenía ya con Ferrari hicieron que fuera el último año en la escudería del cabalino rampante.
La victoria fue para Peter Collins, segundo fue su compañero de equipo Castellotti, y cerrando el cajón el piloto de Maserati, el francés Jean Behra.
Quizás este D50 sea uno de los coches más esperados por los aficionados a la serie Grand Prix Legends de Cartrix. Y es que desde que se anunció futurible coche de la serie, todos estábamos pendientes de su lanzamiento. Y tras dos años de espera, al fin podemos disfrutar de él.
El trabajo de Diego Ripoll sobre este nuevo molde es inconfundible. El coche goza de todas las virtudes de los coches de la marca alicantina. Desde las ya archiconocidas y fabulosas llantas, hasta los remaches de la chapa o la siempre correcta tampografía.
Lo que no me termina de convencer en este Lancia Ferrari es el rojo, que como la mayoría de los coches de slot despide ese aire plastiquero que da el plástico y que es muy difícil de quitar. Si lo comparamos con el Vanwall o el Bugatti, referencias también de este curso, encontramos que quizás ocupe una posición un poco a la sombra de la calidad de estas grandes reproducciones.
Aún así, podemos afirmar que los detalles del D50 son cosa seria, baste observar el piloto, el cockpit o el tapón de la gasolina para corroborar tal afirmación. Siendo quizás lo más destacable, junto a las llantas del coche.
La última vuelta.
¿Qué es lo que tienen estos Cartrix para que nos tengan a casi todos enamorados? ¿Estamos ante la evolución sentimental de los Exín? ¿Cuál es el secreto de la marca alicantina para llenar de vida a estos cochecitos?
Son preguntas que me hago desde hace tiempo y creo que la respuesta a estas preguntas está en que son coches que forman parte de una colección que son el santo y seña de la marca, es decir, que demuestran, el gusto por la historia del automovilismo deportivo, el gusto por nuestro hobby, cuando al poner los coches sobre los raíles se desenvuelven de maravilla y el gusto por el coleccionista, ya que engloban una etapa de la historia del automovilismo muy determinada. ¿Para cuándo una Le Mans series de la época? Solo Cartrix lo sabe
Por cierto. No creo que a estas alturas nadie dude del triunfo del Lancia Ferrari D50 en la última vuelta.
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