A falta de dos pruebas para acabar el mundial de 2002 los finlandeses Marcus Grönholm y Timo Rautiainen lograron la victoria en el Rally de Nueva Zelanda obteniendo los puntos suficientes para conseguir su segunda corona mundial al volante del Peugeot 206 WRC.
81 participantes acudieron a la 32 edición del Rally de Nueva Zelanda que se celebró el mes de Octubre de 2002 entre los días 3 y 6 sobre una superficie de tierra a lo largo de 1793 kilómetros, de los cuales 414 kilómetros eran cronometrados y estaban divididos en tres etapas y 26 tramos especiales.
La idea de la organización era poder volver a las pruebas mixtas (tierra y asfalto), pero la FIA anuló la idea con la confirmación de que todas las pruebas se debían realizar sobre una misma superficie. Como curiosidad, el piloto François Duval acudió a Nueva Zelanda para reconocer los tramos, pero su Land Rover Freelander se salió de pista cayendo por un terraplén de más de 200 metros. Gracias a dios no hubo que lamentar nada. También los mecánicos de Mitsubishi lucieron brazaletes negros durante toda la prueba en homenaje al Rally Safari, que sería excluido del mundial para la siguiente temporada.
La carrera
Los británicos Richard Burns junto a Robert Reid en el asiento del miedo comenzaban el rally adjudicándose los 4 primeros tramos. El quinto era para el Mitsubishi Lancer WRC2 de Jani Paasonen y Arto Kapanen, Gronholm conseguía responder con un scratch en el sexto y Peter Solberg junto a Phil Mills se llevaban los dos últimos tramos del día al volante del Subaru Impreza S8 WRC. La etapa terminó con tres los Peugeot 206 WRC delante, con Burns y Reid como líderes, seguidos a 18 segundos por Harri Rovänperä y Voitto Silander y terceros Grönholm y Rautiainen a casi 38 segundos. Por detrás aparecía el Subaru Impreza S8 WRC de Tommi Mäkinen y Kaj Lindström a 46 segundos y después el resto de los participantes. Sainz y Moya con el Ford Focus RS WRC se tenían que conformar con la décima plaza debido a problemas con los frenos, mientras que Colin McRae y Nicky Grist, en el otro Focus habían abandonado en el tramo 4 al hacer un recto en una curva y sufrir un accidente.
Grönholm y Burns habían luchado por el mundial durante todo el año y se temía que hubiera órdenes de equipo a favor del finlandés, máxime cuando después de la primera etapa los tres coches plateados mantenían las tres primeras posiciones de la prueba, pero Corrado Provera, jefe de Peugeot, afirmaba una y otra vez que no habría ninguna orden de equipo que favoreciera a Grönholm en detrimento de sus compañeros de equipo. Y aunque se hubieran dado, no habrían hecho falta, puesto que Burns cometió un error que le hizo perder el rally. Durante la segunda etapa, recorriendo la especial de Paparoa Station derrapó en una curva a derechas y no pudo enderezar el coche para afrontar la siguiente volcando y dando varias vueltas de campana, su Peugeot 206 WRC quedó para el desguace y pintó un nuevo abandono.
La segunda etapa comenzó con Burns manteniendo su dominio en el tramo 9, pero era el día de Grönholm. Tras alternar scratch en los tramos 10, 11 y 12, el británico aprieta el acelerador, consigue los tramos 13 y 14, pero en el 15 sufre el accidente que le deja fuera. El finlandés aprovecha la oportunidad haciendo scratch en dicho tramo y en los restantes de la segunda etapa. El rally finaliza su segunda jornada con Grönholm y Rautiainen liderando la prueba en su Peugeot 206 WRC seguido a 55 segundos de sus compañeros Rovänperä y Silander, después de los abandonos de Paasonen en el tramo 11 también por accidente, en el 14 de Markko Martin y Michael Park, quienes en su accidente arrollaron a dos cámaras de la ISC que resultaron heridos, y el citado de Burns en el 15, el doblete para los de Peugeot parecía claro. Solberg y Mills se situaban a 2 minutos y 16 segundos en la tercera plaza y Mäkinen y Lindström en cuarta posición a más de tres minutos del líder, ambos con el Subaru. Sainz que parecía haber solventado los problemas de frenos del primer día en su Ford Focus remontaba hasta la quinta plaza, pero ya a más de 4 minutos.
La última etapa fue un monólogo para Grönholm que venció con comodidad en todos los tramos y consiguió el triunfo final. Rovänperä ocupó la segunda plaza. Solberg rompió el motor en el último tramo viendo desde la cuneta cómo le superaban el resto de los participantes. Mäkinen con la puerta abierta ocupó el tercer puesto del podio y detrás llegó un Carlos Sainz en una muy meritoria cuarta plaza.
El dominio de Peugeot fue apabullante consiguiendo 23 triunfos de las 26 especiales que se disputaban en el rally y logrando un doblete al final de la prueba. Sería el tercer año consecutivo en la que la marca del León conseguiría el título de constructores. Grönholm conseguía su segundo mundial debido a los errores de sus rivales y especialmente al cometido por sus compañeros de equipo Richard Burns y Robert Reid. El de Peugeot se mostraba muy contento al final de la prueba: “No esperaba adjudicarme el titulo a falta de dos carreras para el final, pero estoy muy contento por haberlo hecho. Eso me permitirá salir en los dos rallyes que quedan a disfrutar.”
Peugeot 206 WRC Rally Nueva Zelanda 2002 Autoart.
Hay reproducciones de coches de slot que son buenas y otras que son superlativas. Habitualmente los artesanos son los que más cariño le ponen a sus modelados, pero también hay fabricantes generalistas que cuidan sus reproducciones al máximo detalle. Entre estos está mi querida y desaparecida para el slot AutoArt, que después de todos los años que han pasado desde que desapareció sigo mirando sus modelos y rindiéndome a su calidad.
Y este Peugeot 206 WRC del 32 Rally de Nueva Zelanda que permitió a Marcus Grönholm convertirse en campeón del mundo por segunda vez es uno de los que más me gustan. Y es que es una gozada lo mires por donde lo mires, ya no solamente es todo el modelado, si no la pintura plateada que es excepcional y la tampografía que roza la perfección en todo el coche, los blancos son blancos, los rojos rojos, sin transparencias, sin dientes de sierra, sin efecto “pantalón vaquero. Es sencillamente magnífica.
Mirar el coche de frente inclina la balanza a su favor, es sencillamente fiel a lo que quiere mostrar, desde los faros hasta la parrilla, aunque si elevamos un poco la vista podemos encontrar el primer error reseñable que muestra el coche. Durante el Rally de Nueva Zelanda de 2002, el coche de Grönholm no vestía la toma de aire central sobre el capó, aunque sí las laterales. Esta toma se montó en rallyes anteriores, pero no en Nueva Zelanda.
Echar un ojo a la parte de atrás es seguir deleitándose con un coche tremendamente bien realizado. La reproducción es magistral, por ponerle un pero, los cierres del maletero están invertidos, deberían apuntar hacia fuera y no hacia adentro, aunque no creo que esto le cause ningún problema a nadie. Tampoco lleva la luz de freno sobre la luneta, lo que tampoco es demasiado problema.
El segundo error más de bulto es el que corresponde a las llantas, que son las que montó en Cataluña y no en Nueva Zelanda, aunque es cierto que gozan de la gran habilidad del modelista.
El interior está bien decorado, sobre todo la consola central del coche que está muy bien realizada. Los ocupantes podrían haberse realizado con más mimo, pero al menos no son los hombres del espacio a los que muchas veces AutoArt nos ha acostumbrado. Solo mantiene el cuaderno de notas que se puede confundir con una almohada.
También como pequeñas carencias pueden apuntarse la falta de una antena en el techo más y la cámara de TV que tampoco la presenta.
Dinámicamente el Peugeot 206 WRC de AutoArt es lo que todos los coches del fabricante presentan, no son coches para correr, aunque con un chasis hecho ad hoc en 3D podría dar muchas satisfacciones a quien lo juegue, no creo que grandes victorias, pero sí por verlo circular que puede ser maravilloso.
La última vuelta
Aun con los fallos que presenta este Peugeot 206 WRC es una reproducción magnífica que creo imprescindible para todos los aficionados al Rally. Es cierto que tiene margen de mejora, pero como todos los coches de todos los fabricantes. Lo que sí se diferencia del resto es que lo que muestra está tremendamente bien hecho. ¡Cuánto echo de menos a AutoArt! Coches muy bien terminados y económicamente muy aceptables.
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