Después de unos años a la sombra de Lancia, Fiat decidió sustituir a su maravilloso Fiat 124 Abarth Spider por el que sería 3 veces campeón del mundo en 1977, 1978 y 1980, Fiat 131 Abarth. Y aunque, a priori, no parecía que este 131 fuera a dar las prestaciones de su antecesor, la realidad es que los 230 CV de fuerza que desbocaba al difícil de conducir 131 Abarth, hicieron del coche un bólido temible.
Zanini decía de él que “era como conducir un tanque”, montaba unas suspensiones tan duras que producía realizar constantes correcciones en la conducción. Los discos de freno eran enormes y tardaban en coger temperatura y el coche no mostraba todo su potencial hasta alcanzar más de 5.000 rpm. Y todo ello siempre acompañado de un ruido ensordecedor que hacía complicada la labor del copiloto.
Un esfuerzo extra suponía el coger el volante y mantenerlo donde uno quería, ya que la exigencia de la dirección era tan estricta que agotaba la resistencia de las muñecas y los brazos de los pilotos
El cambio era también duro y brusco, el cambio de marcha se tenía que hacer con fuerza y los pilotos comentaban fuera de carrera que terminaban los tramos con moretones en las manos. Se decía de él que era un coche muy nervioso y que no te permitía especular y que o lo dabas todo en la conducción deseando que nada se rompiera o podías sufrir más de un susto con él.
Fiat 131 Abarth Rally Costa Brava 1981 Scalextric
Scalextric reproduce el Fiat 131 Abarth Grupo 4 con el que corrió Antonio Zanini en el rally Costa Brava de 1981.
Bueno, eso es lo que dice Scalextric, porque la realidad, es que la reproducción del coche corresponde a una posterior restauración del 131 Abarth con el que Zannini disputó el Rally Costa Brava dos años antes, es decir, en 1979, con resultado de victoria, todo sea dicho. Y digo que corresponde a la posterior restauración del 131 Abarth porque Scalextric se ha basado en dicha restauración para fabricar el coche con prístina fidelidad. Baste mirar su librea, donde se muestran grandes diferencias con el coche original, siendo las más llamativas las carentes franjas amarillas que recorrían longitudinalmente los exteriores del techo del coche original. Menos mal que el motor va debajo del capó…
Bueno, después de todos estos años, tampoco se trata de hacer sangre. Los buenos, por bondadosos, documentalistas de Scalextric no acertaron ni con la decoración ni con la añada del evento. Casualmente, en dicho evento, Zanini no tomó la salida porque su nuevo flamante Talbot Sumbean Lotus no llegó al rally con el tiempo suficiente como para que el bravo piloto catalán tuviera tiempo de adaptarse al vehículo, inclemencias del tiempo aparte.
A pesar de ello la belleza del coche relumbra cierto parangón, y es que su apariencia externa satisface las necesidades del observador, quien al visualizar la reproducción hace énfasis en la calidad de los acabados, cuyos detalles conforman una silueta que trasciende los sentidos provocando una sensación agradable, distando bastante de la efusividad propia del éxtasis, pero siendo lo suficientemente significativa como para transmitir un moderado confort. Además, un cuidadoso recorrido por los perfiles de la carrocería nos hace reparar en que tanto los elementos tampográficos como el resultado del barnizado de este 131 alcanzan una de las mejores calidades que muestra el fabricante, no dado a los alardes en este sentido… ni en otros tampoco.
Y aunque la exquisitez no sea mayor, el frontal transmite cierto encanto motivado por la delicada vistosidad que los elementos que lo componen, desde las tulipas de los faros hasta la parrilla que oculta el radiador. La zaga se hace acreedora del continuista nivel de calidad del frontal, cuyos detalles se muestran orgullosos dando fluidez a todo el entorno, siendo coronados por un alerón trasero muy proporcionado respecto a su homónimo real. Es por ello que encontrar todos los ángulos al modelo para mostrarle bonito se hace una tarea muy sencilla.
Lo que deja el sabor agridulce no es el acabado de las llantas, que aunque es cierto que se les podría maquillar para darles un mayor lustre, más retratado queda el interior del coche, cuyos detalles destacan por su ausencia.
Si lanzamos el coche a rodar, previa eliminación del neodimio, comprobamos que se deja conducir con amabilidad, mostrándose algo tosco en las rectas, pero sobrio en los pasos por curva, no provocando ningún tipo de cardiopatías. Un paso por el taller para refrescarle sus argumentos no va a hacer que se nos caigan las lágrimas de emoción, pero si nos hará esbozar más de una sonrisa.
La última vuelta
Scalextric comercializó el Fiat 131 Abarth hace ya algún tiempo y es uno de mis modelos fetiche, pero hay que reconocer que no han tenido demasiada suerte con él. El modelo de la colección de Altaya fue lanzado sin ningún tipo de barniz en las primeras unidades que llegaron a los quioscos y después lanzaron el modelo de urna, motivo de esta entrada, que nada tiene que ver con el modelo real. En cualquier caso, no deja de ser un coche bonito y equilibrado. Un coche para disfrutar.
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