En principio 1972 era un año de transición para Lancia, que estaba preparando el insuperable Stratos en su fábrica. Su paso por el campeonato de rallyes de ese año pretendía ser efímero y más teniendo en cuenta el dominio aplastante que habían demostrado los Alpine A110 en el año anterior. Su evolución parecía que iba a seguir siendo insuperable, pero su falta de fiabilidad hizo cambiar la política de los italianos para este campeonato. El problema radicaba en el cambio de motor. Los nuevos motores de 1800cc proporcionaban tanta potencia que las cajas de cambios no la soportaban y provocaban errores en la transmisión.
Cuando se dio la salida al Rally de Montecarlo los Alpine se colocaban en cabeza y parecía que el rally iba a ser un paseo militar para los coches franceses, pero uno tras otro iban cayendo por problemas con sus cajas de cambios. Darniche, último de los supervivientes franceses acabó con sus aspiraciones de victoria en el Cole del Turiní en la última etapa de la prueba. Así fue como el día 28 de enero de 1972 Sandro Munari y Mario Mannucci consiguieron la victoria al final del rally después de recorrer las 15 especiales de la prueba. El Porsche 911S de los franceses Gérard Larrousse y Claude Perramond ocuparon la segunda plaza y terceros fueron el finlandés Rauno Aaltonen y el francés Jean Todt subidos a un Datsun 240Z.
Desde ese momento Alpine decide retirar sus coches azules para desarrollarlos mejor de cara a la siguiente temporada e introduce como sustitutos a los Renault 12 Gordini lo que terminó de completar el descalabro en dicha temporada, brindando un inesperado campeonato a la marca italiana.
No es posible. Por más que lo miro me parece imposible que Autoart esté ya en la misma tesitura que otros fabricantes de slot. ¿Dónde esta el pobre Mario Manucci? ¿Tenía una cita en algún rincón del principado monegasco que le ha impedido montarse en la reproducción del Lancia Fulvia 1.6 HF de Autoart?
De verdad, es que ya empiezan a parecer más que lamentables los errores de los fabricantes a la hora de realizar las reproducciones. Un coche que es para ver la exquisitez con la que está realizada la reproducción con un fallo tan garrafal como este se convierte en algo imperdonable. Ya no es de recibo que en pleno 2010 se den este tipo de errores.
Se puede entender que colocar la placa de la matrícula delantera en el espacio que queda entre los faros supletorios sea harto complicado y que sea un detalle que se omita, al igual que los faldones de las ruedas traseras, o incluso la falta del escape son detalles completamente perdonables, pero lo que no es de recibo es que Sandro Munari tenga que pasarlas canutas para conducir el coche porque 1) le han puesto un casco propio de los cylones galácticos y 2) los propios cylones de la conocida película han abducido a su copiloto.
Y es que el interior del coche, aunque está suficientemente decorado con un volante más que notable queda completamente cojo cuando miramos en el asiento del copiloto los rebajes en el plástico de la bandeja para situar al copiloto
Sin embargo y siguiendo la calidad que Autoart nos tiene acostumbrados el resto del coche es una auténtica virguería. Si ya el aspecto general da la impresión de tener delante el coche s 1:1, al entrar en los detalles no perdemos ninguna perspectiva.
Este Fulvia viene equipado con las ya conocidas luces delanteras efecto xenon, cuya pega es que solo iluminan a través de dos de las seis ópticas y las traseras, mucho más conseguidas y realistas.
El color del coche brillante combinado con el negro mate del capot es de lo mejor que he visto en slot, encontrarle un fallo a la tampografía es tarea para auténticos especialistas y es que este coche rezuma calidad por todos sus poros.
El frontal es sencillamente espectacular, aún habiendo apuntado la carecia de la matrícula si observamos bien comprobamos la maestría con la que el fabricante ha realizado la parrilla del radiador, la insignia del fabricante del modelo, los faros supletorios, marcos etc…
Pero si el frontal es espectacular, nada que envidiarle tiene la parte trasera, donde destacan sobre el resto: la matrícula, que es para chuparse los dedos y el tampografiado en plata a la derecha e izquierda de la misma.
Pero es que conseguir esa calidad en los tiradores de las puertas, los marcos de las ventanas, el espejo retrovisor, los limpiaparabrisas, el tapón del depósito, los anclajes del maletero y capot o la toma de aire sobre este último es algo muy exclusivo de muy pocos fabricantes.
Los discos de freno podían haber estado un pelín más trabajados, pero con la calidad que presentan las llantas la satisfacción del que escribe es más que suficiente.
La última vuelta
Una de las pocas novedades interesantes de este año es este Lancia Fulvia de Autoart, coche que en pista da la de arena, pero que en lo puramente estético se refiere es de agradecer poder tenerlo en nuestras manos.
Todos sabemos que las reproducciones de Autoart son una autentica gozada, pero que siempre muestran su punto débil en los mismos sitios. Los pilotos. No hay más que ver los que los Jaguar cincuenteros campeones de Le Mans montan para darse cuenta de ello. Si pusieran el mismo afecto en este aspecto que en el resto del coche estaríamos hablando de reproducciones casi perfectas. Lástima que sigan en sus trece.
Muy bonito