En 1964 se disputó en el Riverside Speedway de California la tercera carrera de la temporada de la USRRC (United States Road Racing Championship) americana y en aquella ocasión la victoria fue para Skip Hudson y su Cooper Monaco 61 Chevrolet por delante de los Lotus 19 Climax y 23B Climax de Chuck Daigh y Bobby Unser respectivamente.
El malogrado Dave McDonald condujo para aquella carrera el Cooper King Cobra T61M con el número 97 objeto de este artículo obligado a retirarse a mitad de carrera. Un mes después, el 30 de Mayo de 1964 moría disputando las 500 millas de Indianápolis a los mandos de un Thompson special Ford V8.Tenía 27 años.
La reproducción de MRRC no es de las mejores que le hemos visto, pero sin duda no deja de ser un coche correctamente terminado con una tampografía perfectamente definida y un nivel de detalle bastante aceptable.
Lo más destacable de esta versión quizás sean sus ópticas delanteras, cuyo acabado brillante destaca perfectamente sobre el frontal del coche.
La peor parte de la reproducción se la lleva la zaga, es como si se hubiesen quedado sin presupuesto para realizarla, ya que si miramos el coche desde otros ángulos comprobamos la mayor calidad, tanto en los escapes, como el impresionante tapón del depósito, pero si observamos la parte del motor que asoma en la parte baja trasera podemos observar que el acabado es bastante pobre.
El ensamblaje de la carrocería no es todo lo bueno que se podría desear, claramente se ven los espacios entre ambas partes si a esto le sumamos que las ópticas traseras tampografiadas no mejoran el aspecto del coche podemos comprobar que el coche tiene un amplio margen de mejora
Las llantas de este King Cobra están muy por encima del resto del coche, en negro y con las tuercas en plata conforman un conjunto espectacular, el cual sin duda se ve completamente arropado por unos neumáticos de sobresaliente.
Tanto los pasos de rueda como las tomas de aire son elementos que están muy conseguidos en la reproducción y que le dan al coche ese toque de realismo que necesita, ya que el color naranja de la carrocería tiene ese aspecto un poco plastiquero del que todos queremos huir, aunque hay que reconocer que el naranja es un color muy difícil para reproducir, quizás en este sentido Spirit sea una de las que mejor imprime estos tonos.
El interior también es bastante correcto, podría haberse presentado mucho más completo, pero tan solo algunos relojes y un volante bastante bien terminado son lo que destacan del mismo. Siendo quizá el piloto lo más destacable.
Capítulo aparte merece el parabrisas que rodea enteramente la cabina, siendo un elemento de los mejores que se pueden ver en slot. Su curvatura, transparencia y brillo son sus mejores credenciales.
Dinámicamente el coche ofrece el nuevo chasis Sebring Scaleauto ajustable a todas las novedades de la marca con el motor en posición central en línea con transmisión al eje trasero. Es decir nada nuevo por el horizonte. El chaparral de la misma marca ya lo montaba. Pero no conviene dejar pasar este punto que le puede dar al coche un punto para competir importante
La última vuelta.
No es la decoración más espectacular de este King Cobra, tampoco es el más laureado, pero sin duda es una reproducción a tener en cuenta por los amantes de los coches clásicos de los 50 y 60.
No vencerá una carrera, pero tampoco merece estar en el fondo de un cajón. Es un coche que o gusta o se detesta, no hay un término medio. En cualquier caso hoy le rescataremos del ejército de las tinieblas, mañana Dios dirá…
Gracias a Coleccionismo Blanco por haber hecho posible la realización de este artículo.
0 comentarios