Eran los principios de los años 50, El viejo continente tiraba a la basura los viejos pantalones de la guerra mundial y se compraba ropa nueva. El cine americano nos llenaba de pistolas e indios las pantallas y Christian Dior nos cambió la moda del vestido resaltando las curvas y las cinturas de las damas que como locas bailaban las inolvidables canciones del Rey del Rock. Volvieron los mundiales de fútbol y muchas de las competiciones deportivas se consolidaron. Entre ellas las carreras de coches y sin duda la Fórmula 1.
El coche al que nos referimos hoy fue el pionero de una saga de victorias de una marca que se ha convertido en el primer referente mundial cuando se habla de competición automovilística: Ferrari.
1950 fue el año de los Alfa 158, que ganaron todo y a todos. Los Alfetta parecían Harry Potter jugando al Quidditch y todos los demás los primos cutres de Draco Malfoy, pero el año en que Almodovar vino al mundo fue el año del principio del cambio. Aún así Fangio consiguió el campeonato del mundo con el Alfa 159 de 480cv en la última carrera en Barcelona y según cuentan las crónicas por un problema de neumáticos en el Ferrari de Ascari. Los del Cavallino Rampante se la jugaron para ahorrar una parada en boxes y les salió la jugada como a Salinas contra Italia en el mundial de EEUU. Aún así Ferrari consiguió su primera victoria en un campeonato de Fórmula1.
Silverstone fue el circuito, pero el piloto, contra pronóstico no fue el vanagloriado Ascari, sino un argentino, como el “Chueco”, llamado José Froilán González. Apodado el “Toro de la Pampa”, o el “Cabezón”, se hizo con la pole position y con la victoria el 14 de Junio de 1951. El mismísimo Jackie Stewart en esa misma carrera recibía un autógrafo del campeón con tan solo 12 años. Disputó 26 carreras en la Fórmula 1, de las cuales consiguió 2 victorias, 3 poles y 15 podios alcanzando un 2º puesto en el 54, su mejor posición en el campeonato de Fórmula 1. Ese mismo año, junto a Maurice Trintignant, consigue hacerse con el primer puesto en las 24 horas de Le Mans con un Ferrari 375 plus.
Ferrari 375 F1
1951. La Italia de la necesidad contra la Italia de la abundancia, o lo que es igual Módena contra Milán, Ferrari contra Alfa Romeo.
Enzo Ferrari se la jugaba con este coche, en una fábrica donde el dinero había que estirarlo como si fuera un chicle Boomer. El 375 no era tan potente como el 159, pero tenía un mejor paso por curva y consumía menos combustible. Por ello Alfa decide montar dos tanques laterales de combustible con mayor capacidad pero hace que el coche vaya más lento. Aún así, Fangio tuvo que parar a repostar mucho antes que González cuando ambos coches iban muy igualados y esta parada dio la victoria al Ferrari.
Primera victoria de Ferrari sobre Alfa Romeo y primera victoria de un motor aspirado sobre un motor comprimido.
Como siempre, la reproducción de Superslot de este Ferrari 375 F1 es muy satisfactoria. La muy bien lograda tampografía, dorsales y el color rojo hacen que su contemplación traslade al aficionado a épocas en blanco y negro que le envuelven en sensaciones de aceite y gasolina o lo que es lo mismo en la esencia de la velocidad.
Sin duda llama la atención el gran volante que agarra firmemente Froilán González, quizá lo menos bueno de la reproducción, aunque he de decir que si acierta en el detalle de las gafas alrededor del cuello, al menos acierta en el sentido de que en todas las fotos que he visto del campeón argentino así las lleva, El gris de los escapes es también un punto a mejorar, el plástico no plasma la esencia de los tubos metálicos utilizados al efecto.
Las llantas son una preciosidad, muy acordes con la calidad que nos ofrece habitualmente la marca, las delanteras de más reducidas dimensiones que las traseras pero quizás lo más espectacular del vehículo sea la parrilla delantera, que le da al coche un aspecto racing espectacular.
Un enorme tapón de gasolina situado justo detrás del piloto que corona sobre ambos lados los dorsales del vehículo.
En la parte superior, a la altura del eje delantero destaca la toma de aire del motor V12 de 4.5 litros SOHC de 350cv. Diseñado por Aurelio Lampredi, padre del Bialbero. Otras dos tomas, menos detalladas se sitúan por delante del habitáculo en la misma línea que los espejos retrovisores, cuyo parecido con los originales es más que notable
Como la mayoría de los coches de la marca británica, monta un imán de neomidio bajo la posición del conductor. El motor de caja corta se sitúa por delante de la posición del piloto. Los neumáticos traseros más gruesos que los delanteros le proporcionan al modelo el aspecto aerodinámico de su homólogo 1:1.
En definitiva. Una reproducción preciosa sobre un coche precioso que marcó el inicio de una era de triunfos que perduran hasta la actualidad de la escudería más mítica de la Fórmula1
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