Hoy me toca hacer una entrada atípica. Normalmente siempre hago entradas de coches de competición, pero estando en mi despacho tratando de elegir a qué coche le dedicaba una entrada en mi pequeño blog, entró mi hijo y me pidió que se la hiciera al coche de Harry Potter. Está descubriendo la saga escrita por J. K. Rowlling y le hace mucha ilusión que le haga unas fotos al Ford Anglia 105E que aparece en las películas del mago más famoso del cine. ¿Quién soy yo para negarle la ilusión a mi pequeñajo?
El Ford Anglia 105E hizo su debut en la segunda entrega de la saga del mago de gafas redondas y cicatriz en la frente: «Harry Potter y la cámara secreta». Como no podía ser de otra manera, era propiedad de la familia Wesley, cuya admiración por los objetos muggles (no mágicos) estaba muy arraigada en la personalidad del padre. Harry Potter y Ron Weasley no consiguen llegar al andén de la estación de tren que los lleva a Hogwarts y Ron, junto con Harry, decide robar el coche a su padre para ir al colegio.
El coche es un Ford Anglia que tiene las propiedades de hacerse invisible y de volar. Usando ambas, los dos jóvenes magos consiguen llegar al colegio, pero al sobrevolar los terrenos de Howarts el Anglia es atrapado por un árbol mágico llamado “El sauce boxeador”, que haciendo honor a su nombre golpea a todo lo que se le acerca. Una vez que el coche consigue deshacerse de las garras del sauce abre sus puertas y lanza despedidos a los niños, el equipaje y la mascota de Harry, una lechuza blanca. Posteriormente desaparece en el bosque anexo al castillo dejando a los niños estupefactos. Se confirma entonces que el coche tiene vida propia.
Más adelante vuelve a hacer su aparición rescatando a los jóvenes magos de una muerte segura por ataques de arañas gigantes. Una vez más los deja en Hogwarts y vuelve al bosque.
Elegir el modelo de Ford Anglia 105E de 1959 no fue un hecho al azar de la escritora británica. Como es habitual en muchos autores, todas las elecciones de elementos que aparecen en sus novelas tienen un doble trasfondo, en este caso J.K. Rowlling se decidió por el Ford Anglia 105E porque, al parecer era un coche que pertenecía a uno de sus mejores amigos, Sean Harris, quien iba a rescatarla a su casa tras fuertes discusiones con sus padres por perseguir su sueño de ser escritora.
El medio británico Wales Online se hizo eco de unas declaraciones de Rowling donde decía: “Ese coche color turquesa y blanco significaba libertad y ya no tener que pedirle a mi padre que me llevara, que es lo peor de vivir en el campo cuando eres un adolescente y Harry fue rescatado por ese coche, tal como el coche me rescató a mí de mi aburrimiento”.
Para hacer la película he leído que se llegaron a utilizar hasta 16 Ford Anglia 105E (según versiones, hay sitios donde se dice que 14 y otros donde se dice que tan solo 6), lo que sí concuerdan todas las fuentes es que de todos esos coches solo sobrevivieron dos, de los cuales uno fue robado y unos meses más tarde pudo recuperarse tras una llamada anónima.
Lo cierto es que un coche que ya estaba prácticamente olvidado y que gracias a la saga del famoso mago se hizo muy muy popular y para nadie pasa ya como algo desconocido.
El Ford Anglia fue una evolución del Ford 7Y que llegó al inicio de la segunda guerra mundial. Fabricado en la planta de Manchester el modelo Anglia E04A vio la luz por primera vez en 1939. Su corte era muy similar a la de su antecesor tanto en carrocería como en mecánica, frenos mecánicos y un motor con válvulas laterales sin bomba de agua o filtro de aire y unas suspensiones de resortes transversales muy ineficientes. Los acabados tampoco aportaban grandes novedades, la sencillez era su mayor logro y no había más que una sola versión disponible, un sedán de cuatro puertas y cuatro asientos.
A partir de 1948 el modelo cambia y se presenta el Ford Anglia E494A. A pesar de las condiciones en las que la guerra había dejado el país, los británicos se las arreglaron para modernizar un coche que necesitaba un notable cambio de cara, aunque todo quedó en un cambio en el frontal con los faros algo más redondeados.
A finales de los 40 Ford decide que su Anglia tiene un aspecto muy de los años 30 y que hay que modernizarlo lo antes posible, pero no es hasta 1953 cuando aparece el nuevo Ford Anglia 100E que modifica sus líneas . El nuevo 100E luce una carrocería monocasco de tres volúmenes y sustituye las ineficientes suspensiones transversales por otras del tipo MacPherson, aunque mantiene el vetusto motor de cuatro cilindros de válvulas laterales, la transmisión manual de tan solo 3 velocidades y los limpiabrisas accionados por vacío. Aún así, las ventas suben y se llegan a fabricar casi 350.000 unidades. En 1956 se decidió continuar la fabricación del modelo de 1948 con una nueva denominación 103E, al que se le denominó “Popular” y que se convirtió en el coche más barato del mundo, pero no dejaba de ser un modelo similar al antiguo Anglia de 1948.
En 1959 se presenta nuestro querido Ford Anglia 105E que influido por la imponente presencia de los vehículos americanos actualiza todas sus líneas inclinando su frontal e invirtiendo la dirección de la luneta trasera hacia dentro, eliminando el espacio que proporcionaba la bandeja trasera.
Ford Anglia Harry Potter Superslot
Una de las líneas de negocio que tiene Superslot o Scalextric inglés es la que se centra en la reproducción de coches de películas y series para nuestra afición. Son ya muchos los modelos que representan aquellos coches que se hicieron míticos a través del séptimo arte: el coche de Batman, el Torino de Starsky y Hutch, los Minis de Italian Job, las tres versiones del DeLorean (DMC) de regreso al Futuro, Blues Brothers, etc, etc.
Pues uno más de esta línea es este Ford Anglia 105E que apareció en la película “Harry Potter y la cámara secreta” dirigida por Chris Columbus y puesta en los cines en 2002. Superslot ha hecho un muy buen trabajo con el molde de este Ford Anglia, aunque quizás la terminación no sea tan buena como nos tiene acostumbrados el fabricante inglés.
El color celeste mate es perfecto y el contraste con el blanco está muy conseguido, pero, al menos, en mi unidad, la pintura está algo cuarteada en algunas zonas y muestra cierto grado de piel de naranja. También la tampografía-calcas muestran algunos pequeños errores.
Sin embargo, el aspecto general del coche es muy bueno, el frontal es muy similar al modelo real y se muestra muy correcto, tan solo echo en falta color en los intermitentes, algo que creo muy necesario para este coche.
Por el contrario, la zaga se pavonea con gran esplendor, es muy destacable los marcos de las ópticas en cromado, que dan al coche gran personalidad. Lástima de la tampografía del logo de Anglia, que se distingue apenas al no contrastar con el azul celeste del coche.
Las llantas, un punto fuerte en la mayoría de las reproducciones del fabricante británico, no decepcionan y se presentan muy cuidadas y troqueladas con gran esmero, muestran incluso la válvula de inflado.
Asomarse a través de las ventanas para observar lo que muestra el interior es decepcionante, no hay absolutamente nada de detalle en el salpicadero, lo que si muestra es a Harry Potter y Ron Weasley con cierta gracia, ambos muestran cara de asombro (o de posesión infernal) pero le dan ese toque gracioso a la reproducción.
La última vuelta.
Un modelo más de Superslot de la línea cineasta o televisiva de muchas de sus reproducciones con luces y sombras en sus acabados. Realizar esta entrada, al principio me pareció un reto, puesto que en la película, este Ford Anglia 105E no pisa el asfalto de una carretera en ningún momento, pero al final he podido disfrutar haciendola, sobre todo con las imágenes y muy contento de poder satisfacer la demanda de mi hijo pequeño, que según ha ido viendo el desarrollo del reportaje ha disfrutado tanto o más que yo. Y eso es lo más importante. Al él, sin duda, se la dedico.
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