Uno de los grandes pilotos que ha dado nuestra vecina Francia dentro de la disciplina del rally ha sido sin duda Bernard Darniche. Sus dos campeonatos de Europa (1976 y 1977), sus seis Rallyes Tour de Corse (1970,1975, 1977, 1978, 1979 y 1981) y sus tres campeonatos de Francia de Rallyes (1972, 1976, 1978) lo avalan. También ha sido el más rápido en un Lancia Stratos, llevando a la marca turinesa a lo más alto durante los años 70.
Bernard Darniche nació un 28 de Marzo de 1942 en la localidad de Cenon, próxima a Burdeos y su amor por el deporte comenzó a su más tierna infancia. A la edad de 11 años ya montaba en bicicleta destacando entre sus amigos, pero en una revisión le diagnosticaron una insuficiencia cardíaca que le aconsejaba abandonar el deporte, sin embargo, Bernard Darniche, que nunca ha sido muy amigo de consejos continuó montando en bicicleta y se hizo ciclista y al parecer se le daba bastante bien. Pero a la edad de 23 años todo cambió.
Darniche se dedicaba a vender máquinas de calcular y según sus propias palabras era muy bueno haciéndolo. Un día en la carretera viajaba en su Renault 4L cuando en la carretera del bosque de Fontainebleau vio un Mini averiado detenido en la cuneta. Rojo, techo negro, faros por todas partes… en seguida se dio cuenta de que se trataba de un coche de rally. El Monte Carlo había sido ganado por uno de estos coches, así que decidió ayudar al conductor llevándolo a un taller en Fontainebleau. Michel Loiseau, que así se llamaba el hombre, le invitó a conocer su garaje. Y allí que fue Darniche donde pudo disfrutar de los Alpine, Porsche, etc.. que poblaban el Garaje de Loiseau. Viendo cómo se había sentido fascinado por lo que vio allí, Louseau le invitó a un rally, donde tuvo la oportunidad de hacer una prueba de conducción deslumbrando al personal con sus habilidades y le prestaron un coche para hacer un primer rally “Rallye de Touquet” donde consiguió vencer. El dinero recibido triplicaba el que ganaba vendiendo calculadoras en un mes, por lo que vio que aquello le podía dar bastante dinero.
Sin perder la cabeza siguió con su trabajo hasta que al año siguiente volvió al rally de “La Route du Nord” donde volvió a saborear las mieles del éxito. Fue entonces cuando todo se disparó. Pudo leer en varios periódicos como le dedicaban medias páginas destacando su talento y habilidad, pero sobre todo, Le Fígaro, diario de bastante relumbrón entre las publicaciones francesas, que le hizo pensar que esto iba en serio. Incluso, según sus propias palabras la televisión quiso hablar con él.

Nota: Este Alpine es el de Therier con dorsal 7 del mismo Rally. Darniche llevaba la misma librea en el coche. Su dorsal era el número 2 No podía escribir una entrada de Bernard Darniche sin una fotografía de un Alpine.
Más tarde participó en la copa Gordini de Francia y consiguió la victoria en 5 rondas, a pesar de que nunca había visitado un circuito, ni para ver las carreras. Allí conoció a Jean-Pier Jarier que le aconsejó dedicarse al automovilismo de circuito, pero como ya he dicho, Darniche no era mucho de seguir consejos. Nuestro protagonista cuenta que allí se le acercó un hombre muy elegante con pajarita que le invitó a ir a París a comer donde le ofrecieron pilotar un NSU 1300 de rally que incluía en su programa el Tour de Corse. Una semana tardó en firmar su primer contrato profesional. Sus buenas actuaciones, un sexto en el Tour de Corse del 68, dos victorias, una en el rally de Forez del 69 y la otra en el Rally Du Var del mismo año, junto a un segundo puesto en el Critérium des Cévennes le llevaron a fichar por Renault-Alpine, que le proporcionó un Alpine A110 1600 con el que consiguió vencer el Tour de Corse de 1970 por delante del que sería su némesis: Jean-Claude Andruet. Ese año también consiguió un tercero en el Rally de España y una victoria en el Rallye International Bayonne – Côte Basque. “El calvo” siguió participando en rallyes con bastante éxito. En el 71, con el Alpine A110 1800, triunfos en el Rally du Var, Rallye International Bayonne – Côte Basque, Coupe des Alpes, ya con Alain Mahe como copiloto, y victoria en el Tour de l’Aisne International.
Siempre se habló de que con Therier, Andruet y Nicolás, formaban «Los Mosqueteros” y Bernard Darniche decía que se llevaban muy bien, que eran como una familia. En tramos de nieve Darniche era consciente de estar muy por debajo del nivel de sus rivales y le pidió a Nicolás que le dejara ser su copiloto cuando hiciera el reconocimiento del tramo, para ver cómo lo hacía, cómo deslizaba y el francés no tuvo ningún reparo en ayudarle para que alcanzara la habilidad que los otros ya tenían.
En el 72 se sube a lo más alto del cajón cinco veces: En el Critérium International Neige et Glace, en el Critérium International Alpin, en la Ronde de la Giraglia, en el Rallye International du Mont-Blanc y en el Rallye International d’Antibes. En su último año y medio con Alpine consigue tan solo dos triunfos, uno en el Rally de Marruecos, en el 73 y el último ya en 1974, antes de su marcha a Fiat, en la Ronde Internationale Vercors-Vivarais. Darniche comentaba que para él el coche no era lo más importante, si no el equipo con el que se rodeaba. Decía que se sentía inferior a los demás pilotos y que para conseguir esa confianza que necesitaba se rodeaba de los mejores ingenieros que podía: Mauro Bianchi (abuelo de Jules Bianchi, piloto F1) o François Castaing como ingeniero de motores. Decía que sentía más apego al ingeniero que al coche y que por eso podía hacer un poco lo que quería con el coche.
A mediados de 1974 Bernard Darniche cambia de marca y llega a Fiat, pero no es hasta un año después cuando su carrera vuelve a despegar definitivamente. Varias victorias con el Fiat 124 Abarth y también con el Fiat X 1/9 en rallyes franceses le llevan a montarse en el nuevo Lancia Stratos, coche nacido para competir, victoria en el Rally Du Var, en el Tour de Francia y sobre todo, segunda victoria en el Tour de Corse. El Lancia Stratos le acompañaría casi siempre durante los siguientes años.
En 1976 consigue 10 victorias de 16 Rallyes entre los campeonatos de Francia y de Europa, lo que le hace conseguir su primer entorchado de campeón de Europa y de Francia. En 1977 son 11 las victorias conseguidas en16 rallyes, igualmente entre el campeonato de Francia y de Europa, Segundo título de Campeón de Europa, pero en este año Fiat ya trabaja para sustituir al ya veterano Stratos por el nuevo Fiat 131 Abarth, mucho más cercano al posible comprador y Darniche lo utiliza para vencer en el Tour de Corse, aunque comenta que sigue prefiriendo el Stratos como vehículo de carreras. En 1978 con el Stratos se sigue mostrando intratable en Francia, consiguiendo el tercer campeonato del país, pero es en el campeonato europeo donde se ve obligado a participar con el Fiat 131 Abarth, y más concretamente en el Monte Carlo, donde termina en la quinta posición, aunque mantiene su dominio en el Tour de Corse con una gran victoria.
En 1979, ya fuera del entorno Fiat y en el equipo privado Chardonet, da una gran lección de pilotaje en Monte Carlo, donde Bernard Darniche remonta con su Stratos al Escort MK2 del “confiado” Waldegard venciendo en la última etapa por 6 segundos de diferencia. Darniche no entendía por qué en la primera parte del rally habían sido sextos a más de 6 minutos de Waldegard que lideraba la prueba. Después de 10 tramos nocturnos estaban en el Hotel París de Monte Carlo y hablando con Alain Mahe le dice que tiene una idea “Después de haber estudiado detenidamente, trabajado y calculado si poníamos un determinado tipo de neumático, si no teníamos un clavo porque solo había un veinte por ciento de parches de hielo, estaba seguro de que estábamos haciendo el rasguño. Me mira y me dice: «Sabes que hay barrancos de 200 metros en el Turini. Si hay hielo con esos neumáticos, o vas al hoyo o te metes en una roca. «No se puede hacer con neumáticos anchos así, sobre hielo, es imposible conducir. Le dije: «Alain, no fuimos buenos, tenemos que probar algo. ¿Qué te parece? «Estás en el auto conmigo, por eso te pregunto. Y él responde: «Creo que quieres hacerlo».
Llegamos al inicio del Turini con un cielo estrellado. Me digo a mí mismo, maldita sea, si se congela, estamos mal. Allí estaba Ragnotti. Miró mis neumáticos y dijo: «Es una hermosa noche para morir». El comienzo es gélido. Froté el coche contra las rocas para reducir la velocidad. Pasamos estos 3 kms congelados y llegamos al asfalto. Ahora corro como un loco. Llegamos a la parte inferior y metios 20 segundos al segundo. Entonces Alain me dijo ¿por qué no probar el segundo? Lo hacemos, y ahora son cuarenta segundos. Promediamos para hacer cálculos y nos dijimos a nosotros mismos, ¡mierda, podemos hacerlo! De una prueba a otra, llegamos al inicio de la décima especial a quince segundos de Waldegard, que era el primero en ese momento. Y entonces me digo a mí mismo, Waldegard está perdiendo el Montecarlo. Va a poner neumáticos sin clavos, no puede hacer otra cosa. Pero sin entrenamiento, no lo usará correctamente. Le digo a Alain que vamos a hacer lo contrario. Vamos a poner clavos en su lugar para la última, para asegurarnos de que obtenemos la toma. Y, en efecto, fuimos más rápidos. Ganamos el Montecarlo por seis segundos.” Más tarde, durante la misma temporada, Bernard Darniche vuelve al Tour de Corse con su Stratos y aumenta su leyenda.
En 1980 solo consigue un triunfo de relumbrón en el Tour de France, pero en 1981 recupera la senda del triunfo en su rally fetiche, el Tour de Corse, siendo esta su última gran victoria en un rally. Una vez abandona el Stratos, en 1982, se embarca en BMW a bordo de un M1 con el que no consigue ninguna victoria. Sin embargo, Darniche afirmaba que el BMW M1 había sido el coche que mejores sensaciones le había ofrecido, a pesar de no conseguir ninguna victoria con él. Decía que era un coche tremendamente eficiente, algo que constató en Le Mans, corriendo las 24 horas en condiciones atmosféricas muy adversas, similares a las que ocurren en los rallyes. Convenció a Hugues de Chaunac, que era la mano derecha de BMW (que más tarde sería el jefe y fundador de Oreca) para que inscribiera el coche en un rally, pero problemas de salud obligaron a detener el desarrollo del coche, a pesar de ello, Darniche tiene muy buen recuerdo de él.
En 1983 intenta un Parías Dakar en un Datsun (Nissan) Patrol con resultado de abandono y consigue un tercer puesto en un Lancia 037 en el Tour de Francia. En 1984 con el Audi Quattro A2, tampoco consigue nada especialmente relevante, una victoria en el Rallye Lyon-Charbonnières. Es estando en Audi cuando Darniche sufre el revés más importante de su carrera, haciendo entrenos para desarrollar el coche, el tramo por el que circulaba debería haber estado cerrado al tráfico, pero alguien lo abrió sin percatarse de que el francés todavía estaba circulando por él, un camión chocó con el Audi Quattro A2 de Darniche y le fracturó las piernas, durante dos años sufrió 18 operaciones que le mermaron físicamente para pilotar. Bernard Darniche cuenta que sabía que su pierna derecha no iba a volver a funcionar bien, pero que se alegraba de mantener todavía las dos piernas, según cuenta, si Alain Mahe no hubiera estado con él en todo momento se las habrían amputado. Tenía fracturas abiertas y sangraba por todos los lados, pero su amigo y copiloto estuvo allí para ayudarle a recuperarse. Alain prohibió a los médicos cualquier tipo de acercamiento, no fue hasta que recobró la conciencia y fue llevado a París cuando pudo recuperarse bien.
En 1984 con el Audi Quattro A2, tampoco consigue nada especialmente relevante, una victoria en el Rallye Lyon-Charbonnières, En ese mismo año vuelve a intentar un Dakar a bordo de un Lada Niva pero tampoco consiguió ver el lago Rosa. Al año siguiente otra vez lo intenta en un Audi Quattro y otra vez obtiene el mismo resultado. Darniche cuenta que las participaciones en el Dakar fueron por compromiso con los equipos que le llevaron (Balavoine y Sardou) porque el Dakar era algo que le molestaba.
También participó en Le Mans en 1981 subido al BMW M1 del Grupo 5 con el que obtuvo la quinta posición junto a Alliot y Cecotto y en 1976 con un Chevrolet Corvette Stingray “Spirit of Le Mans” del grupo 5, junto a John Greenwood, que tuvo que retirarse tras 5 horas de carrera, siendo cierto, que el coche iba muy muy bien y además a Greenwood ya le conocía desde que en 1972 habían participado en la misma prueba junto a Alain Cudini, también sobre un Chevrolet Corvette con el que tampoco tuvieron suerte. Pero su periplo en Le Mans no solo incluye estas tres participaciones. En 1978 participó junto a Jean Rondeau y Jacky Haran sobre un Rondeau M378 con el que finalizaron novenos, un año después, sobre otro Rondeau M379C Ford junto a su amigo Jean Ragnotti que acabaron quintos, y primeros del grupo 6 y en 1980 al volante de un Lancia Beta Montecarlo junto a Hans Heyer y Teo Faby cuya aventura terminó a las dos horas de dar la salida.
En el 85 se sube a un Peugeot 205 T16 privado y no consigue terminar ninguno de los rallyes en los que participa, siendo el Tour de Corse y el rally de Ypres los más relevantes. Bernard Darniche decía que no tenía feeling con el Capo de Peugeot, que en aquel tiempo era Jean Todt y, que por eso, como no se llevaban especialmente bien, no pudo pilotar un 205 T16 oficial. Aunque reconociendo estas desavenencias con Todt, sí reconoce que el actual presidente de la FIA era un gran profesional (que se lo digan a Vatanen, que creo que todavía anda buscando entre las dunas del Dakar su 405. N. de A.). Por eso Darniche explica que tuvo que enrolarse en equipos privados para pilotar dicho coche. Solo tuvo tres participaciones al volante del Peugeot 205 T16: una en el Tour de Corse, otra en el 24h Rally de Ypres y la tercera en el Tour Auto de la Réunion con el mismo resultado: abandono.
En el 86 vuelve a pilotar un Lancia 037 y solo consigue dos segundos puestos en rallyes franceses menores: Critérium du Rouergue y Critérium Alpin – Behra, el resto de participaciones en diferentes rallyes del país se cuentan con abandonos. En 1987, a bordo de un Mercedes 190E 2.3.16 solo consigue un séptimo puesto en el Rally Du Var. Y es su último año como piloto de rallyes.
La última vuelta.
Cuando empecé esta entrada he de decir que Bernard Darniche era un piloto al que no había seguido mucho, pero es cierto que tenía mucho respeto y admiración por lo que había conseguido y lo que había significado para el mundo del automovilismo, especialmente para el rally, pero una vez que me he adentrado en su vida, después de leer mucho y escucharle en varias entrevistas mi opinión sobre él sigue siendo la misma en la parte profesional, en la parte más humana tengo que decir que me ha decepcionado un poco, no estoy muy alineado con la forma de pensar que tiene, aunque sí en ciertos temas, como por ejemplo, creo que coincidimos en lo que respecta a Jean Todt, También hay que decir que escuchando o leyendo sus entrevistas encuentro ciertas incongruencias en hechos que relata, a veces describe algo que le ocurrió de una manera y en otra entrevista de otra. No sé…, lo que sí sé es que, a pesar de todo, Bernard Darniche ha sido un gran piloto de rallyes y desde mi humilde blog me ha gustado rendirle un pequeño homenaje. Siempre son interesantes las historias de los rallyes.
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